A
horas de cumplir los 18 años, Macarena Ceballos se confirió el mejor regalo: en
el Torneo Nacional juvenil disputado en enero en River Plate obtuvo, en 100 y
200 metros en especialidad pecho en categoría Juvenil 2, los primeros lugares y
el tiempo clasificatorio para el Sudamericano Juvenil disputado en Chile en el
mes de marzo. En el país trasandino, como integrante de la Selección Argentina,
consiguió dos medallas de oro (100 y 200 metros pecho) y un par de preseas
plateadas (postas 4x100 combinadas y libres). Como para seguir de racha en el
2013, la joven atleta riocuartense consiguió, en el Provincial de Natación en
abril en la ciudad de Córdoba, el record nacional juvenil en 100 metros pecho, al
bajar el minuto once segundos (1:10:58).
Pero
esta serie de logros no se entienden sin conocer la corta e intensa carrera de
la nadadora como así su predisposición y constancia en el entrenamiento. Sólo
mirando estos últimos meses de éxitos cuesta creer que a Macarena Ceballos no
le gustara la natación inicialmente. La profunda unión afectiva con Florencia,
su hermana dos años mayor, la llevó a las piscinas para dejar paulatinamente la
gimnasia artística y empezar con la disciplina a los 10 años. Cuenta la atleta:
“Con mi hermana más grande siempre fuimos muy unidas, hacíamos todos los
deportes juntas. Entonces empezó gimnasia artística conmigo y, a su vez, todos
los veranos íbamos a la colonia que tenía el colegio y ahí teníamos,
obligatoriamente, una hora y media de natación. Siempre hacían encuentros con
Centro 11, con el equipo de competición”, y continúa Ceballos: “Ella empezó
natación y a mí no me gustaba. No quería nadar por nada, quería seguir gimnasia
artística. Empecé con natación, en el 2005, pero porque comenzó mi hermana en
realidad. Como que me faltaba la otra parte, entonces empezamos juntas”.
Desde
ese año, iniciaron un camino que llegó a empujar a la disciplina local a dar un
paso más: cuando Florencia obtuvo tiempos para competir a nivel nacional, el
equipo local no estaba federado, por lo que la hermana de Macarena fue a seguir
su carrera a Córdoba y ella se quedó en la ciudad, aunque con una invitación de
la ciudad capital. “Siempre sostuve que nací en Río Cuarto y voy seguir nadando
en Río Cuarto”, afirma la atleta y sigue: “Si tenía que dejar de nadar por eso
iba a dejar de nadar. Mi papá no quería que dejara porque me iba bien, entonces
empezó a hacer los trámites él con el entrenador. Junto con Guillermo Amaya y
(Eduardo) ‘Lalo’ Sturniolo firmaron los papeles. En el Nacional de invierno del
2007, Río Cuarto tiene sus primeros federados nacionales que en ese momento
éramos José Ongaro, Antonela Ferri y yo”.
Un
año más tarde, ingresa como entrenador Nicolás Francisquelli, quien la instruye
hasta hoy, no sólo en lo técnico, sino como soporte psicológico. Comenta
Macarena: “Conozco varios entrenadores por las concentraciones y viajes, y él
es uno de los únicos que se desvive por la natación. A él, si le dicen tenés
que ir a entrenar a tal lado, se va a ir a entrenar. Deja su vida en cada
entrenamiento, muere y mata por la natación, su hija y su esposa. Eso es algo
que es bueno para nosotros”. Con Francisquelli como entrenador ya la natación
era la vida de Macarena Ceballos: “A fines de 2008, se me da la posibilidad de
participar en el primer Sudamericano escolar. Ahí empecé, esa fue la primera
vez que tuve participación en el seleccionado, en Uruguay. Es como que ahí
saltó todo, cuando yo me di cuenta que me empezaba a ir bien”.
La
de Uruguay no fue la única vez que salió del país a competir: en 2009 rompe el
record nacional en los 100 metros pecho categoría Cadete 1 en Ecuador; en 2011
vuelve al podio en la misma prueba en Brasil; y, en enero de este año, consigue
dos medallas doradas, en 100 y 200 metros pecho, y otras dos de plata, en las
postas 4x100 combinadas y libres, del Sudamericano Juvenil en Chile.
Estos logros
obtenidos en Chile, ¿qué significan, que valor deben tener?
La
mayoría de la gente se cree que es fácil, porque cree que vas y nadás un rato.
Y no es un rato: son tres horas, pero nadie se imagine en cuánto esfuerzo hay
que hacer, porque es muchísimo para recién llegar a un Sudamericano; porque hay
otras disciplinas que ganás Mundiales, Panamericanos, pero natación es muy difícil.
Al igual que el fútbol, si querés salir a un club de Primera, hay que trabajar.
¿Cómo es una
jornada de tu entrenamiento?
El
año pasado, que yo iba al colegio, era de cinco a siete de la mañana. Salíamos,
iba al colegio, todos hasta la una y media. Después a la tarde teníamos de
cinco a ocho, pero no hacíamos todos los días doble turno. Hacíamos lunes,
miércoles y viernes natación a la mañana y, martes y jueves, de tres a cinco al
gimnasio y hasta las ocho natación. Eso era en invierno. En verano era de lunes
a sábado, mañana y tarde natación y martes y jueves, a su vez, gimnasio. El
ritmo siempre es el mismo. Lo que pasa es que por ahí lo que cambia es la
intensidad de los entrenamientos.
Puede
leer la nota completa en la edición impresa de revista Contragolpe de abril de 2013.
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