Usted se
preguntará por qué un artículo sobre Monsanto en un medio deportivo. Y con
semejante titulación. Más allá del impulso manifiesto por parte de quien
escribe estas líneas el hecho de que aparezca este escrito tiene nombre y
apellido: Osvaldo César Mansanelli.
El futbolista del
Club Atlético Belgrano de Córdoba vive en la localidad de Malvinas Argentinas y
junto con
la Asamblea Malvinas Lucha por la Vida se ha manifestado en contra de la
instalación de Monsanto en su localidad.
El
“Hacha”, jugador consolidado en el “pirata” que participa en la primera
división del futbol argentino, demostró que no todos los futbolistas de elite
viven apartados de la realidad que los rodea y salió a manifestarse por las
calles del pueblo que lo vio nacer hace 32 años. “Pienso que debe haber una consulta popular. Estoy en contra
de todo lo que le haga mal a Malvinas Argentinas por eso vengo a reclamar.
Espero que más gente se anime porque es el futuro de nuestros hijos”, expresó
Mansanelli cuando le preguntaron porque rechaza la instalación de Monsanto en
su terruño.
El reclamo del
futbolista, y un gran número de vecinos, es para evitar que la multinacional
norteamericana se instale con su política económica depredadora. Con la
complicidad de la dirigencia política – nacional, provincial y local – Monsanto
intentará seguir expandiéndose por una Argentina que viene soportando desde
hace décadas el infame slogan "Alimento,
Salud, Esperanza". Y uno de sus próximos objetivos es Malvinas Argentinas,
localidad de alrededor de 9.000 habitantes ubicada a 14 kilómetros de Córdoba
capital. En ella tiene el propósito de emplazar una
planta secadora de semillas de maíz.
Eduardo Ahamendaburu, presidente del Instituto de
Seguridad Laboral y Medio Ambiente (Islyma), de la Central de Trabajadores de
la Argentina (CTA), remarcó en el sitio www.ecoscordoba.com.ar que “Malvinas Argentinas
es un pueblo que sufre las consecuencias de los pueblos fumigados. Monsanto se
radica en los sectores más desposeídos, más desintegrados de esta sociedad bajo
la mentira que va a generar fuentes de empleo genuinos. Los empleados que puede
tomar son trabajadores precarios que se van a llevar la precariedad a su casa.
No tienen condiciones mínimas para poder cambiar su ropa y la lavan junto con
la de los niños en su casa.”
En
la actualidad Monsanto es el número uno de los OGM (Organismos Genéticamente
Modificados), y es el primer semillero del mundo. Controla el 27 por ciento del
mercado mundial de semillas mientras que tiene el 86 por ciento en el mercado
de semillas transgénicas.
Su
vínculo comercial en la Argentina comenzó durante
la última dictadura militar, cuando instaló sus plantas para producir semillas
y agroquímicos en Zárate y Pergamino. En 1996, fueron el entonces presidente
Carlos Menem y Felipe Solá, Secretario de
Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos, los que permitieron la expansión de la soja
transgénica y los herbicidas de la empresa. Mientras que durante la gestión
kirchnerista aumentaron los desmontes, el desalojo de campesinos, la
contaminación y las millonarias ganancias de la agroindustria.
"Producir
más y conservar más mejorando la vida de los agricultores", es la frase de
cabecera que se puede leer en el sitio de internet de la empresa norteamericana
que en nuestro país mantiene una connivencia
política-económica con los gobiernos de turno que desoyen claramente la célebre
frase del político y escritor cubano José Martí: “un pueblo que se
dedica a un solo cultivo se suicida”.
Desde
la monopolización de Monsanto más del 60 % del terreno argentino es sembrado
con soja transgénica. El resultado: miles de campesinos hundidos por las deudas
con la multinacional, personas que sufren problemas de salud a proximidad de
las plantaciones, manipulación genética de productos naturales, pérdida de la
biodiversidad, monopolio de mercado, violación a la soberanía alimentaria,
desplazamiento de pueblos originarios y concentración de la tierra.
A
principios de 2012, la ciudad de Río Cuarto recibió la noticia de que Monsanto
instalará una planta experimental para generar un mejoramiento en soja y maíz.
La decisión de la multinacional generó una reacción inmediata y llevó que un
grupo de personas que venían luchando aisladamente se unieran y dieran a luz a
la Asamblea por un Río Cuarto sin Agrotóxicos.
Organizados
realizaron importantes movilizaciones y denunciaron que la obra que anunció Monsanto la está construyendo la
empresa Focseed SA al lado de Bio4. “Como si solo de
un trámite burocrático se tratara Monsanto/Focssed, una vez presentada la
planilla ante la municipalidad, puso manos a la obra de la planta, que ya hace
sombra sobre el parque industrial, sin que las autoridades locales, del
ejecutivo o del Concejo Deliberante tomaran cartas en el asunto. Las
autoridades locales todavía desconocen la llegada de Monsanto a nuestra Ciudad.
¿Negligencia? ¿Inoperancia? ¿Irresponsabilidad? ¿Corrupción? Preguntas que
buscan respuestas ante el silencio oficial”, se puede leer en el blog de Río Cuarto sin Agrotóxicos.
Puede leer la nota completa en la edición impresa de revista
Contragolpe de abril de 2013.
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