Al
practicar el ajedrez con pasión y dedicación, Leandro Oscar Tobares demostró
que la continuidad es un factor esencial para lograr los objetivos
manifestados. Con 43 años, uno de los mejores ajedrecistas que otorgó la ciudad
de Río Cuarto acaba de ser nombrado Maestro FIDE, honor que le concedió la
Federación Internacional al lograr un ELO (rating
internacional que valora el nivel de los jugadores de ajedrez) de 2303 puntos, puntaje
que se transformó en el segundo más alto conseguido por un ajedrecista de la
Asociación de Ajedrez de la provincia de Córdoba.
Pero para llegar a este
momento histórico, Tobares recorrió un camino junto al ajedrez que comenzó en
1984, cuando apenas tenía 14 años. “Mi vínculo con el ajedrez se dio por dos cuestiones paralelas. En 1984
participé un torneo intercolegial realizado por la municipalidad y fue mi
primer acercamiento a un evento de ajedrez. Apenas sabía mover las piezas y ese
torneo comenzó a despertar mi interés. Además, por esa misma época un tío que
jugaba al ajedrez tenía en su casa un juego y varios libros que comencé a
examinarlos para conocer en profundidad el juego”, sostiene Leandro Tobares al
rememorar sus inicios al momento que recuerda que su primer lugar de
aprendizaje fue en el Jockey Club que según sus propias palabras era un ajedrez
de café con partidas rápidas y mucho humo en la habitación.
Pero para
su aprendizaje fue un autodidacta y se las ingenió estratégicamente para
enviarle, vía cartas, partidas a su tío quien desde la ciudad de Río Gallegos
le respondía con indicaciones y consejos. Era la época que en Río Cuarto la
actividad del ajedrez no estaba organizada y para su aprendizaje era necesario
el esfuerzo individual.
Y el
esfuerzo trae sus resultados. A tan solo cuatro meses de haber comenzado a
practicar ajedrez con dedicación pudo vencer en una partida a un jugador de
primera categoría. Su vertiginosa evolución en el juego lo depositó en un nivel
de segunda categoría y en 1985 se consagró en el Abierto Intercolegial
organizado por la municipalidad de Río Cuarto. Era el inicio de una carrera
junto al ajedrez que le iba a otorgar grandes satisfacciones.
Desde
entonces, Leandro Tobares ha desplegado un rendimiento que sobresale cuando se
repasan sus números: alrededor de noventa conquistas en diversas competencias
disputadas; participación en los Campeonatos Argentinos de 1994, 1995, 1997
,2006, 2008 y 2012, de los Continentales de las Américas de 2003, 2005, 2012;
en el Magistral de Olavarría de 2005; en el Magistral IRT (International
Ranking Tournament) de Pinamar 2012; primer lugar en el Ranking de la
Asociación de Ajedrez de la Provincia de Córdoba en el listado de marzo de 2003
con 1703 puntos y Maestro FIDE a partir de 2013.
Un modo de vida
“Mi
vinculación con el ajedrez fue creciendo a través de una situación
laboral. De los 17 a los 20 años me
alejé un poco de la actividad, pero a finales de 1989, cuando el Círculo de
Ajedrez se reestructura consolidando la actividad en la ciudad, me ofrecieron
ser profesor de la escuela de ajedrez”, cuenta Leandro Tobares sobre sus
inicios en la docencia.
Pero el
ajedrez se transformaría en un modo de vida a partir de 1992 cuando comenzó a
trabajar el área de Ajedrez de la Universidad Nacional de Río Cuarto. Empezaría
una nueva etapa junto al ajedrez lo que le produciría en Tobares un arraigo más
profundo con la disciplina que lo apasiona. Y a la vez lo llevaría a
jerarquizar su estilo de juego. “A medida que me fui introduciendo en la
docencia fue necesario para seguir adquiriendo más conocimiento con respecto al
juego”, dice Tobares. Y agrega: “El ajedrez es una forma de vida. Lo que más me
gusta es jugar, enseñar y organizar.”
En su
nueva etapa como docente en la Universidad comenzó a proyectar la disciplina en
la ciudad. “Al principio trabajamos de manera interna pero cuando el Círculo
dejó de funcionar decidimos hacer actividades externas y presentamos un
proyecto para hacernos cargo del ajedrez de Río Cuarto. Nos afiliamos a la
Federación Provincial y comenzamos a participar”, explica Tobares sobre el
resurgimiento de la actividad en la ciudad a través de la institución
educativa.
En 1993 se
transformó en instructor de ajedrez de la Subsecretaria de Deportes de la
Municipalidad de Río Cuarto en donde dicta talleres a personas de todas las
edades. Como profesor de ajedrez ha llevado sus enseñanzas a
diversas escuelas de la ciudad y la región. “Soy exigente. Trató de convencer a mis alumnos que se trata de una
cuestión de esfuerzo. Pero siempre respetando las intenciones de cada uno
intento incentivarlos a que jueguen”, dice Tobares al explicar sus
características como docente.
Además,
lleva adelante programas en donde les enseña a personas con discapacidad y a
los internos de la Unidad Penitenciaria Nº 6 de la ciudad de Río Cuarto. Sobre
su experiencia laboral en la cárcel local sostiene: “Las personas tienen más
interés y tiempo para desarrollar la actividad. Es una disciplina que se adapta
a la circunstancias de los internos y logra que tengan un entretenimiento y una
mejor calidad de vida”.
Una carrera llena de logros
Desde
aquel primer torneo logrado en el Intercolegial de 1985, Leandro Tobares
participó en diversas instancias deportivas, tanto de carácter nacional como
internacional. En Río Cuarto la consagración le llegó en la temporada 1990/1991
cuando obtuvo por primera vez el Torneo Mayor. Pero según su propio recuerdo
por esa época su gran conquista fue el Abierto Nuevo Hogar en 1990. “Fue uno de
los torneos más importante que gané porque ahí jugaban todos los mejores
jugadores de la época y lo gané con siete puntos de siete posibles”, rememora
Tobares.
Desde entonces fue
campeón de la ciudad en varias ocasiones y se transformó en el ajedrecista
riocuartense más destacado desde principios de la década del noventa. Su gran
nivel lo llevó a ser campeón provincial en numerosas oportunidades y a
convertirse en el primer tablero de los equipos campeones de la ciudad a nivel
provincial y nacional, primero representando al Círculo de Ajedrez y más tarde,
al equipo de la Universidad Nacional de Río Cuarto.
Puede leer la nota
completa en la edición impresa de revista Contragolpe de marzo de 2013.
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