Laila
Espamer es un torbellino. Al hablar impresiona su velocidad para hilvanar sus
ideas y su claridad al expresarse. Laila cursa el quinto año del Galileo
Galilei y ante cada una de sus palabras van surgiendo con precisión cuáles son
sus anhelos y sus objetivos futuros. Con apenas 17 años parece tener en claro
qué es lo que desea. Pero el presente de Laila Espamer está atravesado por una
de sus grandes pasiones: el fútbol.
Quienes
la han visto en un campo de juego se encargan de remarcar que una de sus principales
virtudes es su velocidad. Pero ella se encarga de remarcar que una de sus
principales características es su capacidad goleadora. “Soy una jugadora muy
regular, me gusta correr mucho y por suerte tengo gol”, se autodefine Laila.
Con
un juego vertiginoso y goles se ha establecido como una de los proyectos
futbolísticos de de Río Cuarto y quien disfruta de su talento es el Club
Atlético Racing de Córdoba. Pero antes de arribar a la “academia” cordobesa
hizo un interesante recorrido futbolístico por distintos lugares de la ciudad.
La
llegada de Laila al fútbol fue muy precoz. Comenzó a jugar en la sala de cinco
del Jardín de Infantes pero fue en segundo grado cuando empezó a jugarlos
habitualmente. “Mi mamá me dejaba en la escuela y mis compañeros me esperaban
con la pelota para jugar”, cuenta al recordar cómo fueron sus inicios en un
deporte que tiene predominancia varonil.
Cuando
tenía 10 años empezó a jugar en una Escuela de Fútbol Femenino que se abrió en
la ciudad de Río Cuarto. En ese lugar hizo varias amigas y conoció a muchas
jugadoras que en la actualidad forman parte del plantel de la Universidad
Nacional de Río Cuarto.
Con
el tiempo decidió alejarse de la escuela porque no tenía ritmo de competencia
pero no abandonó las canchas de fútbol. Al contrario, empezó a desplegar su
talento en diversos sitios. Participó en los Intercolegiales vistiendo la
casaca del Galileo Galilei, representó a la Universidad Nacional de Río Cuarto
en la Buenos Aires Cup y hasta jugó en los campeonatos que se desarrollan a la
orilla del río Cuarto, a metros del puente Juan Filloy. Siempre encontró la
excusa perfecta para no despegarse de la pelota. “En Río Cuarto hay muy buenas
jugadoras y creo que es posible que se puedan armar muy buenos equipos, pero lo
que hace falta es dirigentes que apuesten a la actividad”, analiza Laila.
En
el 2010, jugando en los Intercolegiales, la vio Gabriel Pereyra, su actual
director técnico en Racing. Desde que la vio Pereyra la quiso en el elenco de
Córdoba capital, pero tuvo que esperar unos años. “Me parecía que no era el
momento, pero nunca perdí el contacto con Gabriel”, cuenta Laila.
Pasaron
dos años y Pereyra pudo tenerla en su equipo. Laila cuenta el desenlace que la
transformó en jugadora del Club Atlético Racing de Córdoba: “En 2011 formé
parte del equipo de Córdoba que participó en los Juegos Binacionales de San
Juan. Para poder jugar en los Binacionales de 2012 sí o sí debía formar parte
de un equipo de la Liga Cordobesa de Fútbol. Me puse en contacto con Gabriel
Pereyra y le comenté sobre esta situación y me dijo que inscribía como jugadora
de Racing y de paso aprovecho para decirme que le estaba haciendo falta una
jugadora en el puesto de enganche. Pero mi intención no era jugar en Racing, yo
sólo quería poder participar en los Juegos Binacionales”. Pero el fútbol le
tendría deparado a Laila Espamer otro destino.
Puede leer la nota completa en la edición impresa de revista
Contragolpe de noviembre de 2012.
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