Cuando en 1970 se
incorporó al hockey sobre piso en los Juegos Mundiales de
Invierno de Olimpiadas Especiales, el objetivo fue claro: brindar la oportunidad a los países con climas cálidos de
participar en la prueba invernal. El fin
fue unir y se logró. Desde entonces, el hockey sobre piso se constituye en uno
de los deportes más significativos para las personas con discapacidad
intelectual.
Pero lo más importante es
que esta disciplina, que es una combinación entre
el hockey sobre hielo y césped y el ringuette (deporte originario de Canadá que se juega
sobre una pista de hielo y en el que objeto que se utiliza es un aro), permite
valorar la integración de la que es capaz de producir el deporte.
El deporte
adaptado representa una real importancia en el desarrollo personal y social del
individuo que lo practica. Y el hockey sobre piso no es la excepción porque se
presenta como un deporte que se presente como un importante medio para alcanzar
objetivos de salud psicofísica y socialización.
“Toda persona con
alguna disminución de sus capacidades deberá enfrentar una sociedad construida
sobre parámetros ‘normales’, siendo muchas veces estos parámetros las barreras
que diariamente las personas con discapacidad deberán sortear. El deporte ayudará en un principio a
abstraerse por momentos de los inconvenientes que esas barreras acarrean. Pero
lo que es más importante es que el deporte crea un campo adecuado y sencillo
para la autosuperación. Y la autosuperación no sólo acarrea beneficios de
índole psicológica sino también social”, escribió el periodista español José
Antonio Lagar, quien es minusválido físico desde los cinco meses como secuela
de una poliomielitis.
Agrega Lagar: “De
la mano de los beneficios psicológicos del deporte adaptado aparecen los beneficios
sociales. Entender que todas las personas pueden practicar deportes y recibir
este servicio como un bien social más, es el principio de la inserción social y
por ende el primer paso hacia la integración”.
“Los jugadores de hockey
sobre piso de las Nuevas Olimpíadas Especiales no le sacan brillo al suelo,
sino que ellos brillan sobre él”, escribió la periodista Mariana Apud. Es la
manifestación perfecta que permite comprender la nobleza de este deporte y lo
significante que resulta para las personas que lo practican. Y la ciudad de Río
Cuarto no permanece ajena en esta igualdad que pretende solidificar la práctica
deportiva.
Las personas con
discapacidad intelectual que participan en Olimpiadas Especiales de la
Universidad Nacional de Río Cuarto, el Programa de Deportes Especiales de Río
Cuarto y el Instituto Santo Tomás pueden disfrutar las bondades deportivas que
les otorga el hockey sobre piso. Pero también sueñan con trascender fronteras y
en el deporte eso no es imposible.
Puede leer la nota
completa en la edición impresa de revista Contragolpe de octubre de 2012.
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