La riqueza del
fútbol de Río Cuarto y la región se manifiesta en el recorrido que desglosa su
fecunda historia. Desde el 6 de abril de
1917, fecha en la que el fútbol de la ciudad de Río Cuarto comenzó a organizarse,
son muchos los hechos memorables que han sucedido. Pero la estructura
futbolística riocuartense se vio solidificada a partir de 1965, tras la
decisión superadora de conformar la Liga Regional de Fútbol de Río Cuarto
(LRFRC). Desde entonces, el fútbol de nuestra región ha ido atravesando
barreras hasta posicionarse como uno de los más importantes de la República
Argentina.
Lo descrito se
denota con la cantidad de jugadores surgidos en el fútbol regional que han
vestido la insignia de la Selección Nacional, en diversas competencias. Trece
jugadores representaron al elenco nacional. Una relación que comenzó a
principios de la década del veinte del siglo XX y que es sustancial contarla
para valorar el vestigio que nuestro fútbol le sigue otorgando al fútbol
nacional.
Venancio
Pereyra: el precursor
Tras el éxito de
la Selección Española en los Juegos Olímpicos de Amberes 1920, cuya base estaba
formada por jugadores vascos, la colonia vasca de Argentina decidió recibir a
los futbolistas españoles. Esta visita quedaría en la historia como el famoso
“Viaje de los vascos” a Sudamérica - también fueron a Uruguay - y se
constituiría como la primera salida a tierras foráneas de la incipiente
Selección de Euskadi.
La Asociación
Argentina Amateur de Football fue la que ofició de anfitrión y puso a
disposición sus seleccionados para enfrentar a los vascos. En el estadio de
Sportivo Barracas se disputaron tres partidos amistosos pero el que más
interesa en esta historia es el que la Selección Vasca disputó el 30 de julio
de 1922 ante la Selección Nacional del Interior.
En ese partido,
que tuvo como ganador a los españoles por 4 a 0, estuvo presente Venancio
Pereyra. El defensor central, que jugó para Asociación Atlética Estudiantes y
Sportivo y Biblioteca Atenas, fue el primer riocuartense en integrar un
seleccionado nacional2.
Cuenta el historiador Omar Isaguirre que Pereyra se inició futbolísticamente en
el viejo club San Martín y jugó también en Huracán de la Loma Fría, el
seleccionado de la Federación y tuvo un paso muy rápido por Instituto de
Córdoba en el año 1923.
El cotejo que
contó con la presencia del Ñato tiene
la triste particularidad de ser el encuentro en que se produjo la primera
muerte en un estadio de fútbol. El periodista Edgardo Imas, miembro del Centro
para la Investigación de la Historia del Fútbol, descubrió que en ese partido
se produjo la primera muerte en el fútbol argentino.
La víctima fue un
menor de edad de quien el diario "El Telégrafo" primero informó que
se fracturó un brazo cuando "se cayó de una tribuna improvisada sobre una
chata de cuatro ruedas" afuera del estadio. El 1° de agosto, el periódico
publicó que el menor había fallecido y alertó sobre “la responsabilidad de la
policía y de los dirigentes de Sportivo Barracas para evitar que los vehículos
se estacionen para que se suban espectadores que van a ver los partidos desde
allí”.
Oscar
Massei: el desertor
El delantero que
asombró al fútbol argentino con su capacidad goleadora en Rosario Central, fue
citado para que defienda los colores nacionales en los Juegos Panamericanos de
1955 que se celebraron en el Distrito Federal de Méjico.
Pero el jugador
surgido en las inferiores de Centro Cultural Alberdi desechó esa posibilidad
porque priorizó su carrera profesional cuando el Internacional de Milán se
interesó por sus servicios. . El tiempo iba demostrar que su decisión fue la
correcta. En Italia, Oscar Alberto Massei forjó una extraordinaria carrera
futbolística destacándose en el Inter y transformándose en ídolo en el Spal de
Ferrara.
“Cuando recibí la
oferta del Inter decidí renunciar a la selección porque priorice la situación
personal. Era un oferta que en ese momento no quise dejar pasar”, cuenta
Massei. Pero aclara: “Mi decisión no les gustó a los dirigentes de la
Asociación del Fútbol Argentino y se negaron a entregarme el reconocimiento por
haber sido el goleador del campeonato de Primera División A de 1955”.
Pero, además de
negarle su merecido galardón, la AFA se despachó en contra de Oscar Massei de
la siguiente manera: "En consideración al legítimo derecho de un jugador
profesional a mejorar notoriamente su situación económica autoriza la
transferencia pero al mismo tiempo deplora la actitud del club de transferir a
un jugador imprescindible para la Selección Nacional”.
Luego de la
negativa de Massei de jugar en la Selección Argentina, los riocuartenses
Anacleto Peano y Eduardo Quiroga fueron preseleccionados, pero ninguno de los
dos llegó a jugar un partido con la casaca albiceleste.
Peano fue
convocado por Juan Carlos Lorenzo en 1961 en una preselección que se preparaba
para disputar el Mundial de Chile de 1962. Pero el volante de Racing Club,
quien fe convocado con su compadre futbolístico Federico Sacchi, tuvo que
desistir por una lesión. Por su parte, Quiroga fue convocado en la década del
setenta pero se vio imposibilitado de jugar porque se fue a jugar al exterior.
En 1979, por
primera vez un jugador de la Liga Regional de Fútbol de Río Cuarto fue
convocado para la Selección Argentina. Para la Copa América de ese año, César
Luis Menotti tuvo en consideración a Eduardo Saporiti. El lateral surgido en
Lutgardis Riveros de Alcira Gigena, quien se desempeñaba en River Plate, formó
parte del elenco argentino que participó en el evento continental que
finalmente quedó en manos de Paraguay.
La Copa América
1979 no contó con una sede fija y los equipos, que fueron divididos en tres
grupos, se enfrentaron entre sí en partidos ida y vuelta. Argentina integró el
Grupo B junto a Brasil y Bolivia y no logró acceder a la fase final.
El Tingui disputó los dos partidos ante la
selección boliviana. El 18 de julio, en el estadio Hernando Siles de La Paz,
jugó todo el encuentro en el que el conjunto local fue vencedor por 2 a 1. En
el cotejo de vuelta, llevado a cabo en la cancha de Vélez Sarsfield el 8 de
agosto, Saporiti jugó los noventa minutos en los que Argentina ganó 3 a 0. En
el recuerdo queda el hecho anecdótico de haber jugado junto a Daniel Passarella
y Diego Maradona, quienes ese día anotaron un gol cada uno.
Tuvieron que pasar
doce años para que un jugador surgido en la LRFRC vuelva a vestir la casaca de
la Selección Argentina. En 1991, Alfio Basile convocó al delantero Ariel
Boldrini, quien arribó a Río Cuarto desde su Berrotarán natal para iniciar sus
pasos futbolísticos en Deportivo Italiano.
Su gran momento en
Newell’s de Rosario fue decisivo para que Basile lo seleccione en los primeros
partidos de su ciclo al frente de la Selección Argentina. En total disputó
cuatro partidos con la albiceleste.
Su debut fue el 19
de febrero de 1991 en el estadio de Rosario Central ante Hungría. Argentina
ganó 2 a 0 y Boldrini ingresó a los 27 minutos del segundo tiempo en lugar de
Ramón Medina Bello. También formó parte de los duelos ante Brasil (3-3 en
estadio de Vélez el 27/03/1991) y Estados Unidos (1-0 en Palo Alto, California,
el 19/05/1991).
Pero sin dudas, el
más significativo es el que jugó ante Inglaterra en el mítico estadio de
Wembley. Ese partido disputado en tierras londinenses el 25 de mayo de 1991,
que es recordado por la remontada argentina quien luego de ir cayendo 2 a 0
logró llegar a la igualdad, Ariel Boldrini jugó los noventa minutos.
Pablo
Aimar: el embajador
El jugador que
logró la cotidianidad de la Selección Argentina en Río Cuarto fue Pablo César
Aimar. El volante surgido en Asociación Atlética Estudiantes conquistó lo que
antes ningún jugador había producido: familiarizar a Río Cuarto con la
selección.
Con su exquisito
juego, Aimar fue símbolo de las Selecciones Juveniles que comandaba José Néstor
Pekerman. A los 15 años empezó a dar sus primeros pasos vistiendo la casaca
nacional en el Sudamericano Sub 17 de Perú 1995. Con dos goles convertidos, el
riocuartense iba a ser clave para lograr la clasificación al Mundial de la
categoría que se disputó en Ecuador. En la cita mundialista convirtió tres
goles y también fue una pieza vital para alcanzar el tercer puesto en tierras
ecuatorianas.
Puede leer la nota
completa en la edición impresa de revista Contragolpe de septiembre de 2012.
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