Hace tiempo que la
pasión que enarbola al fútbol pasó a convertirse en una religión. Sobre todo en
esta parte del planeta. Lo que provoca este deporte en la Argentina no lo
genera ninguna otra disciplina deportiva y su arraigo lo ha transformado en la
principal actividad social y cultural de los argentinos.
Pero así como el
fútbol se constituye en la exaltación predilecta que une a millones de
personas, hace rato que ha dejado de ser solo cosa de hombres. Rompiendo el paradigma de que el fútbol es solo para hombres
y sin perder la feminidad1, las mujeres se constituyen como actores fundamentales del fútbol actual.
Hace alrededor de 120
años que las mujeres despliegan su talento y al igual que en los hombres su
génesis se produjo en Inglaterra. El fútbol femenino es una disciplina que con
pasión hace más de un siglo cautiva a mujeres de diversas partes del planeta.
A pesar de su aspecto
amateur y el escaso acompañamiento para profesionalizar la actividad, el fútbol
femenino argentino expande su presencia sin límites a lo largo y lo ancho del
país. Y Río Cuarto no es la excepción.
Desde hace varias décadas las mujeres riocuartenses despliegan su
talento en los potreros de la ciudad.
Mientras que en los últimos años un grupo de chicas que representan a la Universidad
Nacional de Río Cuarto se esfuerzan para engrandecer la actividad en la ciudad.
Los inicios
Los documentos
históricos coinciden en confirmar que el comienzo del fútbol femenino empezó a
gestarse en 1894. Fue ese año cuando la inglesa Nettie Honeyball publicó un
aviso en los diarios buscando jugadoras para formar un equipo de fútbol. Al no
encontrar interesadas decidió salir a las calles a buscarlas y sumó treinta
adeptas. Un año después nació el British Ladies’ Football Club, el primer
equipo de fútbol femenino que la historia ha reconocido2.
En noviembre de
1895, el día de la presentación oficial del equipo femenino,
Nettie dijo ante miles de espectadores que las mujeres
“no eran ornamentos y que todo contribuía a reconocer que la emancipación era
posible, tan posible como la esperanza de ver a las mujeres decidiendo en el
Parlamento”3.
Por su parte, el
periódico Jarrow Express publicó: “El club de fútbol femenino ha jugado su
primer partido y esperamos que sea el último. Siempre habrá curiosidad por ver
a mujeres haciendo cosas poco femeninas y no es de extrañar que el partido haya
contado con una multitud de espectadores pero ¿a quiénes de esos espectadores
les gustaría que sus hermanas o hijas estuvieran en el campo de fútbol?”4. Pero a pesar del poco entusiasmo que generó la idea impulsada por Nettie
Honeyball en la Inglaterra victoriana, las mujeres inglesas se constituyeron
como la semilla fundacional de una actividad que no para de crecer.
La Primera Guerra
Mundial fue clave en la masificación del fútbol femenino en Inglaterra. Durante
el conflicto bélico la mujer se introdujo masivamente en la fuerza laboral
debido a que muchos hombres salieron al campo de batalla. En ese contexto
fueron las mujeres las que comenzaron a jugar en los equipos de fútbol de las
fábricas que hasta ese entonces eran privilegio de los varones.
Expansión y popularidad
A pesar del rechazo
de la Federación Inglesa de Fútbol (FA) en reconocer al fútbol femenino como
tal, las mujeres inglesas no se dieron por vencidas y conformaron la English
Ladies Football Association. Los inicios fueron difíciles debido al boicot que
las llevó a jugar en canchas de rugby y a otras no afiliadas a la FA. Pero
significó la institucionalización de la disciplina deportiva que empezaba a contar
con cada vez más seguidoras.
Luego de la Copa del
Mundo Inglaterra 1966, al observar el interés de las aficionadas, la FA decidió
crear en 1969 el campeonato femenino. Este reconocimiento a las mujeres en la
tierra en donde surgió el fútbol femenino iba a significar un cambio
estructural de la disciplina a nivel mundial. Llegaba el momento de la
expansión y la popularidad en diversos países.
Esto llevo a que en
1970 se organice el primer Mundial de fútbol femenino en Italia. El ganador fue
Dinamarca que venció en la final al elenco local. El conjunto danés también fue
campeón del campeonato desarrollado al año siguiente en México. Pero a pesar de
constituirse en las primeras expresiones de carácter ecuménico, ambas
competencias no son reconocidas por la FIFA porque el ente rector del fútbol
mundial no estuvo a cargo de la organización.
La desorganización
ante la falta de apoyo oficial provocó la desaparición de los campeonatos
mundiales. Tuvieron que pasar dos décadas para que las mujeres cuenten con su
torneo. Esta vez sí apoyadas por la FIFA.
Bajo la presidencia
del brasileño Joao Havelange, la FIFA instauró a partir de 1991 el primer
Mundial femenino. El mismo se disputó en China y el campeón fue el equipo que
estaba dando los primeros pasos de una auténtica potencia mundial: Estados
Unidos.
Ese primer torneo
representó la consolidación definitiva del fútbol femenino. Registros oficiales
de la FIFA demuestran que en 1991 había en el mundo 4 millones de jugadoras
federadas. En la actualidad suma alrededor de 40 millones.
Además de generar
furor, la realización de la Copa del Mundo llevó a que la disciplina comience a
tomar jerarquía en distintos países del mundo.
Con diez millones de jugadoras federadas
Estados Unidos se presenta como la asociación modelo del fútbol femenino
y son los números los encargados de demostrar esta realidad. El conjunto
norteamericano suma en sus vitrinas dos campeonatos del mundo y en cinco Juegos
Olímpicos disputados (se instauraron en Atlanta 1996) suma cuatro medallas de
oro y una de plata.
Pero, además de
las estadounidenses, aparecen otros países que han evolucionado y con su juego
han llegado hasta la cumbre del futbol femenino mundial. Alemania, China, Japón
y los nórdicos Noruega y Suecia aparecen como los países que han solidificado
el fútbol femenino a lo largo de estos años.
De las potencias
futbolísticas sudamericanas sólo Brasil ha consolidado su desarrollo.
Fortaleció su liga femenina y proyectó su selección a nivel internacional. La verdeamrelha fue tercera en el Mundial
de Estados Unidos 1999 y subcampeón en China 2007. Además, cuenta entre sus
filas con Marta Vieira Da Silva, conocida simplemente como Marta y que ha sido
galardonada con el FIFA Balón de Oro en cinco oportunidades consecutivas. Es un
placer verla jugar y gracias al magnífico sitio de internet Youtube el que se
lo dispone la puede disfrutar.
En Argentina, a
pesar de contar desde 1991 con el Campeonato de Fútbol Femenino, la realidad es
distinta. El escaso acompañamiento afecta en el crecimiento y la proyección del
fútbol femenino nacional. Pero a pesar de estas dificultades, las chicas
argentinas se esfuerzan para seguir elevando el nivel de su juego.
Puede leer la nota
completa en la edición impresa de revista Contragolpe de agosto de 2012.
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