A Orlando Alonso
Martin le arrebataron la vida muy temprano. Fue una de las tantas víctimas de
ese perverso sistema llevado a cabo por personas que ostentaban poder y que
fueron hasta las últimas consecuencias para instaurar su orden social. Orlando tenía apenas 22 años y su pecado fue haber
sido un militante social con ideales opuestos a los de aquellos asesinos. Ideales
que profesaban un mundo justo e igualitario.
Nacido en Coronel
Moldes el 15 de enero de 1953, fue secuestrado por el grupo de Tareas de la
Alianza Anticomunista Argentina (AAA). Faltaban tres meses para que emergiera
el genocida Proceso de Reorganización Nacional pero el plan de exterminio ya
había comenzado. Durante un tiempo se contacto con ellos mientras permanecía en
la clandestinidad pero el 12 de diciembre de 1975 perdió para siempre el
contacto con su familia. Fue Atilio Tazzioli, amigo de Orlando, quien le
comunicó a la familia sobre su desaparición.
“Pichi”, como lo
llamaban sus seres queridos, nació en el seno de una familia con un fuerte
arraigo político y decidió ir a estudiar Ingeniería en Geología a la ciudad de
Córdoba. En la capital provincial, con apenas 19 años, comenzó a militar en el Partido
Revolucionario de los Trabajadores -PRT- y cuando pasó a la clandestinidad se
afilió al Ejército Revolucionario del Pueblo -ERP- (se estima que un total de
10.000 militantes del ERP fueron desaparecidos durante la última dictadura
militar).
Si bien no
desapareció durante el golpe militar que inició en marzo de 1976, Orlando Martin
es un desaparecido político y en la extensa y tétrica lista de la CONADEP aparece como el
número 3149 y su legajo es el 5913. Junto a él aparecen Enrique Bianco y Carla
Berta Perassi, dos compañeros de la escuela primaria Nicolás Avellaneda de
Coronel Moldes, que también fueron secuestrados y desaparecidos por pensar
diferente en esa época oscura que atravesó a la Argentina en la década
del setenta.
“Ya pasó mucho tiempo. A la bronca y al rencor
uno lo va dejando de lado y empieza a conservar los buenos recuerdos. Él me
llevaba cuatro años de diferencia. Cuando llegamos a la edad en la que
comenzamos a ser amigos más allá de hermanos, esa etapa en la que el diálogo
comienza a ser más frecuente, llega el período en que él tuvo que pasar a la clandestinidad. Fue una
etapa muy dura que termina cuando lo secuestran en diciembre de 1975”, cuenta
Daniel Martin, hermano menor de Orlando.
Y agrega: “Cuando
mi hermano pasa a la clandestinidad yo me entero antes que mis padres porque
estaba junto a él en Córdoba. Yo siempre digo que a mí me salvo Reutemann
porque era un domingo a la mañana y me fui a ver una carrera a lo de mis tíos.
A las dos de la tarde me llama diciendo que no vuelva a casa porque la habían
allanado. Pasaron veinte días hasta que volvimos a tener noticias suyas. En un
año lo vi tres veces. En Coronel Moldes se comenzaron a decir muchas cosas. Que
volvía disfrazado al pueblo, entre otras. Nada que ver. Siempre anduvo igual”.
Atleta
y futbolista
Orlando Alonso
Martin tuvo una pasión: el deporte. Y durante su etapa de adolescencia y
juventud practicó atletismo y fútbol.
Cuando cursaba el
secundario en el Colegio Nacional de Coronel Moldes practicó atletismo
destacándose en carreras y salto en alto.
Puede leer la nota
completa en la edición impresa de revista Contragolpe de agosto de 2012.
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