jueves, 25 de octubre de 2012

El gran defensor


Luis Antonio Carranza en su carrera futbolística posee un registro que lo convierte en uno de los jugadores referentes en la próspera historia de Asociación Atlética Estudiantes. Es uno de los pocos jugadores surgidos del medio que disputó con la divisa “celeste” los tres Torneos Nacionales (1983, 1984 y 1984) en los que compitió la entidad de Avenida España.
Con doce partidos disputados, Carranza se consolidó en la zaga central de Estudiantes en su incursión nacional en la década del ochenta. “El fútbol y Estudiantes me dieron la posibilidad de jugar con los más grandes del fútbol argentino. Y lo bueno era que nosotros entrabamos a jugar cada partido dejando todo en la cancha, sin importar que adelante estuviesen Boca o River. Jugábamos con el corazón. Y hoy, con el paso del tiempo, es cuando analizamos lo que logramos en ese momento”, dice Luis Carranza su periplo en el más alto nivel del fútbol argentino. Y  agrega: “Los refuerzos que vinieron a Estudiantes fueron muy importantes porque eran muy buenas personas y se adaptaron muy bien al equipo y lo que el técnico les pedía. Y adentro de la cancha tenían el mismo hambre de gloria que los jugadores surgidos en el club”.
Luis Carranza arribó a Asociación Atlética Estudiantes a mediados de los setenta, pero sus inicios futbolísticos no se produjeron en la institución “celeste”. Comenzó en las divisiones inferiores de Sportivo y Biblioteca Atenas y luego jugó un año en Arsenal. Cuando el conjunto que conducía Blas Mariscotti se trasladó a Holmberg se produjo un intercambio entre Carranza y dos jugadores de esa localidad que jugaban en Estudiantes. Fue el inicio de la historia del defensor con la institución Avenida España.
En su primera etapa fue dirigido en sexta división por Francisco Perccelo, una de las grandes glorias “celestes”. Cuando el “Gringo” pasó a dirigir la primera división lo hizo debutar en la máxima categoría. “Era muy buena persona y me enseñó mucho. Me puso como volante por la derecha”, cuenta Carranza al expresar su sensación por haber sido dirigido por uno de los máximos ídolos de Estudiantes. A la vez que su prontuario desglosa que su primer gol en primera fue ante Sportivo Atenas en el estadio Ciudad de Río Cuarto.

Un camino lleno de gloria
A comienzos de los ochenta Luis Carranza debió abandonar el fútbol por un tiempo porque tuvo que hacer el Servicio Militar en Las Higueras. Pero su regreso a un campo de juego se produjo inmediatamente. “Una tarde voy hasta al hotel Opera a visitar a mi hermano que estaba concentrado con el plantel de Estudiantes que debía enfrentar a Banda Norte. El técnico era Reinaldo Volken. Cuando estaba ahí Juan Brasca, que estaba junto a Volken, me convoca para que vaya a jugar en reserva. Quería que Volken me observara. Juego de central en reserva y justo ese domingo mi hermano se lesiona el tobillo. Después de ese partido Volken me pidió que vaya a entrenar con el equipo de primera y tras una gestión de Antonio Candini los militares me dieron el permiso para formar parte del plantel. Al domingo siguiente volví a jugar en la primera de Estudiantes frente a Toro de Coronel Moldes”, rememora Carranza.
Luego de ese regreso ante el conjunto moldense, Luis Carranza se consolidó en la defensa “celeste” y llevó el brazalete de capitán durante diez años. En su recorrido quedan para el recuerdo partidos inolvidables y una importante cantidad de goles (con un gran remate de derecha era especialista en tiro libres y penales). Pero también una inmensa cantidad títulos que llenaron de gloria las vitrinas de Asociación Atlética Estudiantes.
Vistiendo la casa del celeste, además de disputar los tres Nacionales, ganó varios torneos de la Liga Regional de Fútbol de Río Cuarto y fue campeón del Torneo Provincial 1986 y del Interligas en las temporadas 1990 y 1993. Y entre los sucesos personales más recordados aparecen el partido que disputó en el Monumental ante River Plate y el golazo que le convirtió a Hugo Gatti en el empate frente a Boca Juniors.  

Puede leer la nota completa en la edición impresa de revista Contragolpe de agosto de 2012.

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