martes, 7 de agosto de 2012

Donde habita el olvido


Las casas de barrio, de material, se mezclan con las casas del barrio, ¿de no material?, y con los “campitos”. Las calles siguen siendo de tierra a pesar del viento que las vuela. Al fondo se visualizan los camiones, uno tras otro, sobre la ruta 8 y hacia el otro lado ni aparecen los edificios céntricos. Allí, en el barrio Obrero, se inserta el Centro Integrador Comunitario (CIC), en donde se realiza un trabajo territorial que tiene al deporte, y en especial al fútbol, como una actividad más, pero con ese plus que el juego da.
En ocasión de estas vacaciones de invierno, la nº 5 no tuvo descanso y más de 40 jóvenes participaron de un torneo de fútbol organizado desde el CIC. “Es para ofrecer a los chicos algo acá. Que puedan hacer algo durante las vacaciones porque, si bien hay espectáculos en el centro, no todos pueden pagar el viaje. Se ofrece la mayor cantidad de actividades en las vacaciones para que puedan estar aprovechando y pasando parte del tiempo acá”, explica Cynthia Lubary, integrante de la Mesa de Gestión, espacio multisectorial e interinstitucional que debate, planifica y organiza la vida del CIC (ver “CIC: pluralidad y autogestión”).
Este campeonato relámpago es el tercero realizado desde el Centro y el segundo en las vacaciones invernales. “Ahora hay equipos de otros lados. La otra vez fueron equipos de acá, del barrio. Se re-prenden”, ilustra Alejandra Giupponi, también integrante de la Mesa de Gestión. La cancha es de 5 jugadores y se ubica en el patio del Centro, al lado del vivero cerrado. Las líneas están bien marcadas y las redes de los arcos suenan como deben ante el roce de la pelota. Un “trapo” colgado del tejido olímpico con la leyenda “CIC Río Cuarto. Mesa de Gestión” te sitúa y una segunda pelota, en manos de Miguel Gil, organizador del fixture y jugador de uno de los equipos, para cuando el fútbol vaya a la calle reanudar el encuentro rápidamente.
Durante todo el año, las actividades deportivas que se brindan provienen del programa de Fundemur que consta en gimnasia para las chicas y fútbol para los chicos. Estos últimos son quienes entre partido y partido de este torneo de invierno entran a la cancha mostrando las ganas de jugar. El fixture manuscrito expone ocho equipos, en dos zonas, y cruces de semifinales. Todos los partidos de 10 minutos.
Los bidones y jarras de agua no discriminan equipos y pasan de manos en manos entre las decenas de chicos que rodean el campo. Por ser vacaciones no se pudo gestionar un árbitro que en otra ocasión facilitó Fundemur. Ahora, uno de los organizadores imparte justicia entre ellos, quienes esperan que esta justicia sea mejor que la Justicia.
Como explicó Giupponi, los equipos para ese soleado día no sólo son del barrio: La Casa del Sol, de Oncativo, se hizo presente, además de los chicos del Ex-Matadero. En ambos lugares, el trabajo territorial empezó posterior al del CIC, viendo en este una referencia, una luz para decir “todavía se puede”. La escuela Quechalén también luce su equipo, al igual que el propio secundario que funciona en el Centro, el vivero y la Mesa de Gestión. Y por supuesto el Barrio Obrero con su formación. Equipos sin equipos: sólo dos muestran una distinción con la indumentaria, camisetas del club Almirante Brown en uno, pecheras amarillas en otro. Los otros se identifican como si hubiesen vivido siempre en el mismo barrio, en las mismas calles.
El campeonato queda en manos de la escuela Quechalén, pero resulta solo una anécdota en relación al momento de sana diversión, de compañía que disfrutaron en una tarde soleada de invierno.

CIC: pluralidad y autogestión
Los Centros Integradores Comunitarios se definen como “espacios públicos de integración comunitaria, construidos en todo el país, para el encuentro y la participación de diferentes actores que trabajan de modo intersectorial y participativo con el objetivo de promover el desarrollo local en pos de la inclusión social y del mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades”. Esta iniciativa surgió del ejecutivo nacional, precisamente del ministerio de Desarrollo Social, por el año 2005 y en agosto de 2007 finalizó la construcción del CIC en barrio Obrero, por parte de cinco cooperativas de la ciudad. En un principio, la financiación estuvo a cargo de Nación para después pasar a depender de la Municipalidad.

Puede leer la nota completa en la edición impresa de revista Contragolpe de julio de 2012.

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