jueves, 5 de julio de 2012

La dignidad de la vida


A pesar de que a José Alfredo Duarte un grupo de militares sedientos de poder le arrebataron tempranamente su vida, la crueldad no pudo desechar los valores que desde siempre transmitió. La esencia de “Peco”, un trabajador comprometido socialmente y fanático del deporte, continúa con vida porque a 36 años de su desaparición es su hija Clarisa la encargada de reivindicar su memoria mientras continúa la búsqueda para reencontrarse con su papá.

“Papá déjame buscarte, guía mi camino // Yo cerraré mis ojos y comenzaré a andar // Silba papá, canta una canción para que pueda escucharte // Comprende papá, hay mucha oscuridad”. Con estas palabras, que nacen del sentimiento profundo y la necesidad de búsqueda, Clarisa Duarte utiliza la poesía como la manera más noble de conectarse junto a su padre José Alfredo Duarte, secuestrado y desaparecido durante la última dictadura militar.
“La dictadura me robó perversamente el derecho a ser feliz porque siempre siento que me falta algo. Que ésa persona a la cual amo no puede descansar en paz. Me falta su presencia y me causa dolor imaginar su padecer. Todavía hoy espero encontrar su cuerpo porque también una parte de mi está perdida, divagando por allí, esperando poder cerrar su historia, aunque sé que las heridas jamás cerrarán”, dice Clarisa quien tenía apenas un año de vida cuando las patotas militares secuestraron en la ciudad de Córdoba a su papá.
El 1 de marzo de 1976 fue visto por última vez. Pero antes de ese triste día, “Peco”, como lo llamaban sus seres queridos, escribió su propia historia. Que vale pena ser contada y es su hija Clarisa la que se encarga de transmitir los valores que su padre jamás perdió.

Compromiso y militancia
José Alfredo Duarte nació el 15 de agosto de 1949 en Río Cuarto y creció en el seno de una familia humilde de trabajadores en donde nada sobraba pero el esfuerzo laboral de sus padres hacía que tampoco nada faltara. Tras una infancia feliz en el barrio Fénix, ubicado en el sector este de la ciudad y en donde habitan en su mayoría obreros, “Peco” empezó a absorber los valores de la solidaridad social que generó en él una conciencia política que lo llevó a ingresar a los 21 años en las filas de la Juventud Peronista.
“Fiel a su personalidad llena de valores quería lograr que los sectores más postergados socialmente tuvieran un mayor bienestar. Alguien escribió en su memoria, que “al ‘Peco` le dolían los pobres, y así era, le dolían las diferencias sociales, la falta de libertad, la falta de oportunidades. Quería cambiar ése destino y sumó su compromiso, su voluntad y su vida para lograrlo”, dice Clarisa Duarte.
“Peco” pensaba que un pueblo educado jamás sería explotado ni humillado. Por eso trataba de luchar contra el flagelo del analfabetismo brindando asistencia social en barrios humildes de la ciudad de Río Cuarto.

Presente en la Universidad
José Duarte cumplió funciones como trabajador No Docente entre 1974 y 1975 en el Comedor y en el Departamento de Imprenta y Publicaciones de la Universidad Nacional de Río Cuarto. En la casa de estudios universitarios dejó un importante legado y muchos amigos que todavía lo recuerdan con admiración.
Pero a pesar de que a “Peco” la arrebataron tempranamente su vida, en la Universidad estará presente por siempre. En el año 2000, el Consejo Superior propuso que un aula emblemática del campus, como es el Aula Mayor, llevara su nombre. Mediante Resolución 029/2000 aprobó un proyecto del consejero superior no docente Miguel Daniele por el cual el aula pasó a denominarse José Alfredo “Peco” Duarte. 
El texto resolutivo expresa que Duarte “era, como tantos otros trabajadores, un ciudadano comprometido con la comunidad universitaria de Río Cuarto y es un símbolo de reconocimiento para todos los miembros que fueron parte de la comunidad universitaria y que fueron víctimas de desaparición forzada, con todo el perjuicio que aquello acarreó para sus seres más queridos y para la sociedad en su conjunto”. 
Años más tarde trabadores universitarios nucleados en la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) lanzaron la Agrupación de Trabajadores No docentes Universitarios denominada "Peco Duarte".

Un apasionado del deporte
Cuenta su hermano Miguel que “Peco” en su infancia jugaba al fútbol y practicó boxeo. Siempre jugaba en los picaditos junto a  los chicos del barrio Fénix. “Eran imperdibles los partidos ante el clásico barrial la “Cueva del Caño de Escape”, equipo en el que jugaba José ‘Pato` Svaguza, otro joven desaparecido durante la última dictadura militar. En la década del sesenta también se dedicó al boxeo y lo practicaba en Centro Cultural Alberdi”, recuerda Miguel, quien se desempeñaba como policía cuando su hermano fue secuestrado y desaparecido.
En los campeonatos de Papi Fútbol era arquero de Triángulo Rojo y participó en varios torneos con destacadas actuaciones que lo consagraron como uno de los mejores arqueros del campeonato.  Mientras que durante su etapa  del secundario defendía la casaca del Colegio Nacional, equipo en donde también jugaba Juan Carlos Perchante, otro riocuartense desaparecido.
Como jugador de plantel federado, “Peco” jugó en la cuarta especial de Centro Cultural Alberdi. Tras vestir la casaca del “mercedario” pasó a defender los colores de Sportivo Reducción. Cuenta su hermano que “Peco” ya había comprendido que siendo arquero, puesto en el que jugó en su etapa de la niñez, pubertad y juventud, daba ventaja por la estatura. Por esta razón, es que comenzó a jugar como delantero, siendo un nueve habilidoso y goleador. No faltaba a ningún picado y era hincha declarado de Talleres de Córdoba.

Puede leer la nota completa en la edición impresa de revista Contragolpe de mayo de 2012.

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