miércoles, 9 de mayo de 2012

Late barrio Obrero


En el corazón del Obrero, ubicado al este del barrio Alberdi, el club Renato Cesarini emplaza en un predio modelo para su práctica futbolística y social. Una obra que llevó más de 22 años pero en donde el esfuerzo y la paciencia fueron claves para lograr el objetivo.

“La paciencia es la fortaleza del débil, y la impaciencia, la debilidad del fuerte”.
Immanuel Kant (Königsberg, Prusia,  1724  1804)

Ante la presencia de imposibilidades que retrasan el avance de un anhelo que tiene como fin lograr lo un proyecto es primordial refugiarse en la paciencia. Es sabido que el ser paciente requiere tiempo y un trabajo silencioso y confiable. Pero también está comprobado que conjugando esos factores los resultados que se obtienen son los óptimos y los buscados.
La paciencia ha sido una de las principales virtudes del Club Renato Cesarini que, con Blas “Pachacho” Mariscotti, presidente de la entidad, maniobrando las acciones, ha logrado, tras 22 años de existencia (NdR: fue fundado el 3 de enero de 1990), contar con su propio lugar para desarrollar su actividad deportiva predilecta: la practica futbolística.
Atrás quedó el rechazo de Sportivo y Biblioteca Atenas al proyecto inicial presentado por Mariscotti y hoy es realidad su misión destinada en la contención social de niños y en la posterior formación de jugadores con proyección a diferentes esferas del mundo fútbol. Y a este proceso que enherbola la bandera de Renato Cesarini (NdR: Blas Mariscotti escogió el nombre de Renato Cesarini para la institución valiéndose de su figura como futbolista italiano nacionalizado argentino pero principalmente por su capacidad para organizar escuelas para jóvenes futbolistas) ahora se le suma que cuenta con su propio hogar. Tuvieron que pasar 22 años para que el Club Renato Cesarini deje de ser un club nómade nucleado en la Liga Regional de Fútbol de Río Cuarto (LRFRC).
En su corta pero fructífera existencia Renato Cesarini, producto de su gran trabajo en las divisiones inferiores, se ha transformado en una institución que tiene por excelencia la formación de jugadores. Cientos de chicos de diferentes puntos de la ciudad encuentran en la entidad “naranja” un interesante espacio de gestación futbolística que tenga como destino los principales clubes del país.
Los nombres de Héctor Bracamonte, Franco Constanzo, Guillermo Pereyra y Cristian Sánchez Prette aparecen en el listado de futbolistas formados en el Club Renato Cesarini que han llegado a vestir los colores de los principales equipos de la República Argentina y distintos países del mundo.
Es en pleno barrio Obrero en donde se emplaza su obra que se transforma en una de las más significativas de los últimos tiempos en el seno del fútbol de la LRFRC. Para llegar hay que atravesar de punta a punta el barrio Alberdi, ese lugar que concentra a una importante porción de los habitantes de Río Cuarto y en donde se entremezclan, con sus costumbres heterogéneas,  diversos estratos sociales.
Es en ese sector del este de la ciudad, en el que la mayoría de los días la realidad denota con estocadas fuertes la severidad de la marginalidad, en donde el Club Renato Cesarini emplazó su predio de 17.019 m2 que se proyecta como modelo en el fútbol riocuartense y debería servir de ejemplo para las diversas instituciones que nuclea la LRFRC.
El predio que comenzó a construirse en septiembre de 2007 comprende una cancha grande (cuya medida es 105 x 68) y una cancha chica para el fútbol infantil (de 48 x 28). El estadio superior posee vestuarios locales y visitantes diseñados exactamente igual que cuentan con nueve duchas, un baño con tres mingitorios y tres inodoros y una sala de masajes. Entre medio de los dos vestuarios se ubican la utilería y el vestuario de árbitros con dos duchas (teniendo en cuenta que hay hombres y mujeres) y un baño.

Puede leer la nota completa en la edición impresa de revista Contragolpe de marzo de 2012.

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