En el corazón del Obrero, ubicado al este del
barrio Alberdi, el club Renato Cesarini emplaza en un predio modelo para su
práctica futbolística y social. Una obra
que llevó más de 22 años pero en donde el esfuerzo y la paciencia fueron claves
para lograr el objetivo.
“La paciencia es la fortaleza del débil, y la
impaciencia, la debilidad del fuerte”.
Immanuel Kant (Königsberg, Prusia, 1724 – 1804)
Immanuel Kant (Königsberg, Prusia, 1724 – 1804)
Ante la presencia de imposibilidades que
retrasan el avance de un anhelo que tiene como fin lograr lo un proyecto es primordial refugiarse en la
paciencia. Es sabido que el ser paciente requiere tiempo y un trabajo
silencioso y confiable. Pero también está comprobado que conjugando esos factores
los resultados que se obtienen son los óptimos y los buscados.
La paciencia ha sido una de las principales
virtudes del Club Renato Cesarini que, con Blas “Pachacho” Mariscotti,
presidente de la entidad, maniobrando las acciones, ha logrado, tras 22 años de
existencia (NdR: fue fundado el 3 de enero de 1990), contar con su propio lugar
para desarrollar su actividad deportiva predilecta: la practica futbolística.
Atrás quedó el rechazo de Sportivo y Biblioteca
Atenas al proyecto inicial presentado por Mariscotti y hoy es realidad su
misión destinada en la contención social de niños y en la posterior formación
de jugadores con proyección a diferentes esferas del mundo fútbol. Y a este
proceso que enherbola la bandera de Renato Cesarini (NdR: Blas Mariscotti
escogió el nombre de Renato Cesarini para la institución valiéndose de su
figura como futbolista italiano nacionalizado argentino pero principalmente por
su capacidad para organizar escuelas para jóvenes futbolistas) ahora se le suma
que cuenta con su propio hogar. Tuvieron que pasar 22 años para que el Club
Renato Cesarini deje de ser un club nómade nucleado en la Liga Regional de
Fútbol de Río Cuarto (LRFRC).
En su corta pero fructífera existencia Renato
Cesarini, producto de su gran trabajo en las divisiones inferiores, se ha
transformado en una institución que tiene por excelencia la formación de
jugadores. Cientos de chicos de diferentes puntos de la ciudad encuentran en la
entidad “naranja” un interesante espacio de gestación futbolística que tenga
como destino los principales clubes del país.
Los nombres de Héctor Bracamonte, Franco
Constanzo, Guillermo Pereyra y Cristian Sánchez Prette aparecen en el listado
de futbolistas formados en el Club Renato Cesarini que han llegado a vestir los
colores de los principales equipos de la República Argentina y distintos países
del mundo.
Es
en pleno barrio Obrero en donde se emplaza su obra que se transforma en una de
las más significativas de los últimos tiempos en el seno del fútbol de la LRFRC.
Para llegar hay que atravesar de punta a punta el barrio Alberdi, ese lugar que
concentra a una importante porción de los habitantes de Río Cuarto y en donde
se entremezclan, con sus costumbres heterogéneas, diversos estratos
sociales.
Es
en ese sector del este de la ciudad, en el que la mayoría de los días la
realidad denota con estocadas fuertes la severidad de la marginalidad, en donde
el Club Renato Cesarini emplazó su predio de 17.019 m2 que se
proyecta como modelo en el fútbol riocuartense y debería servir de ejemplo para
las diversas instituciones que nuclea la LRFRC.
El
predio que comenzó a construirse en septiembre de 2007 comprende una cancha
grande (cuya medida es 105 x 68) y una cancha chica para el fútbol infantil (de
48 x 28). El estadio superior posee vestuarios locales y visitantes diseñados
exactamente igual que cuentan con nueve duchas, un baño con tres mingitorios y
tres inodoros y una sala de masajes. Entre medio de los dos vestuarios se
ubican la utilería y el vestuario de árbitros con dos duchas (teniendo en
cuenta que hay hombres y mujeres) y un baño.
Puede leer la nota completa en la edición impresa de revista Contragolpe de
marzo de 2012.
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