Hoy
Banda Norte disfruta y aprovecha su juego. Pero además de presente, Sebastián
Festa, el “Paco”, tiene un recorrido por la Liga Nacional que excede ampliamente
el número de 615 partidos con los colores xeneizes o del Peñarol marplatense:
vivencias, anécdotas y filosofía de vida de quien antes de basquetbolista
profesional, se presenta como una persona extravagante
Llega a la ciudad a los 39 años como un
refuerzo para esta segunda temporada del equipo del Parque Sarmiento en el TNA.
Pero el camino recorrido por Sebastián “Paco” Festa en el basquet nacional deja
una huella de más de una década en la Liga Nacional.
Nacido un 15 de julio de 1972, en Capital
Federal pero no en cualquier barrio, sino que en Villa del Parque: “6 campeones
del mundo de ´50 tenemos, y el entrenador” hincha el pecho justificadamente.
Por geografía y familia no tenía otro destino que este deporte: “Llego al básquet
por una cuestión familiar: mi familia es de Villa del Parque por generaciones. Iba
a ver a mi viejo o a mi tío en los partidos de veteranos. Empezamos a ir a
todos los clubes de capital y después agarré desde escuelita, a los 4 o 5 años
de pre mini”.
Si bien la última temporada la jugó también
en la segunda categoría del básquet nacional, en Gimnasia de su barrio natal, Festa
inició su carrera en el TNA, en un club cercano a este último: River Plate en la
91/92, y dice con respecto a su debut: “En Campana me parece que fue. Sí, me
acuerdo que me erré una bandeja solo que mirá, hasta el día de hoy no me la
olvido (risas). Pero fue un año muy lindo, primero por jugar la liga y por
jugar en el equipo donde estaban unos monstruos: jugaban Raffaeli, el ‘Tola’
Cadillac…”, y amplía sobre esa primer temporada: “me acuerdo la primera vez que
me subí a un micro con River. Tenía 18 años y no podía creer estar en estos
micros gigantes yendo al interior a representar a un club de capital tan
grande. Me acuerdo, no me lo olvido nunca cuando estaba por la General Paz
saliendo y digo ‘bueno, estoy haciendo lo que me gusta’, eso ya es increíble”.
Ya en el año ´94 y con experiencia TNA en
River y Regatas de Mendoza llega al club del que es hincha y el cual marcará su
carrera: Boca Juniors. Con su altura “no basquetbolística” de 178 cm, Festa cuenta
su carta de presentación en el club que se iniciaba en Liga Nacional con nada
más y nada menos León Najnudel en la dirección técnica: “El primer
entrenamiento que llego, venía con el pelo largo, chiquito y estaba llegando
tarde. Pero el primer día no sabíamos por dónde entrábamos. Iba por donde hoy
es el museo. Entonces cuando logré dejar el auto, había un seguridad y le digo
‘vengo a entrenar con la primera de Boca’, justo por la entrada donde todos
quieren ir ver la Bombonera. Eran las 10 y un minuto y tenía que estar
entrenando a las 10. Entonces le estaba diciendo al de seguridad que venía a
entrenar porque jugaba en la primera de básquet y el tipo pensaba que yo quería
ir a conocer la cancha. ‘No, yo quiero ir a entrenar’ le decía y la cuarta vez
que se lo dije, no me dejaba entrar, salté el molinete y me fui corriendo para
el entrenamiento. Cuando llegué, estaba León en medio de la cancha, algunos
tirando al aro, y me ve llegar a mí corriendo que entro con cinco de seguridad por
detrás y le digo ‘León, deciles que juego en la Primera’ (risas). Bueno, así
entré al club, con cinco de seguridad. Después a través de los años lo pude
revertir. Era más fácil revertirla que la de Tevez en el Manchester City
(risas)”.
Y lo revirtió de la mejor manera: sacrificio
y primer título de liga (’97) para un Boca ya dirigido por Julio Lamas y con
caras como Gustavo “Lobito” Fernández, Luis Villar y Gabriel Fernández, entre
otros.
Y de tu
paso por Boca, ¿cómo fue jugar en una institución que tenía todos los ojos
puestos en el fútbol?
Lo que pasa es que era una institución que
nunca había puesto los ojos en el básquet. Pero a partir de la llegada de León
Najnudel al club, empezó a tomar otro color y otra importancia. Después con la
llegada de Julio Lamas, y el campeonato, se pusieron los ojos por demás en el
básquet y para nosotros fue algo muy lindo porque conseguir cosas por primera
vez con una institución tan grande, y lograr ese reconocimiento, fue algo
hermoso.
Y
mientras ustedes ganaban, al fútbol le estaba yendo mal y tuviste la
oportunidad de practicar con el equipo de futbol…
No era que le iba mal: había una
reestructuración, había muchos nombres: estaba Bilardo, estaba Maradona, Caniggia,
Basualdo, había unos jugadores tremendos. Y tuve la posibilidad, por ser del
club, porque la gente me quería mucho y por estar también muy ligado al futbol,
de haberme invitado a entrenar en una práctica con la Primera y poder hacer dos
goles. Siempre iba antes de las prácticas, terminaba haciendo pesas con ellos,
ya después ellos pasaban a jugar al básquet con nosotros. Ellos venían a
concentrar y venían a ver el entrenamiento nuestro y los invitábamos a entrenar
con nosotros. Cambiábamos camisetas y todos la querían porque la de básquet era
muy buena, asique iba a Nike, le hacía camisetas y se las cambiaba a los
jugadores. Fue un momento fantástico, aparte que yo soy hincha de Boca y poder
estar con esos monstruos, porque la verdad que después ganaron todo.
Pero además de Najnudel y Lamas, el “Paco”
fue dirigido por los principales técnicos de la historia del basquet argentino.
Comenta Festa al respecto: “Tuve la suerte de tener a muchos. En River pasaron
los primeros: pasó Boismené, pasó Seguí, después los que pasaban por Boca iban
a la selección. También salí campeón con Sergio Hernández del Sudamericano de
Clubes, con Duró en Comodoro. Yo creo que el más grande de todos fue Magnano
pero cada uno de los entrenadores de ese nivel siempre te va a enseñar mucho y
te van a formar una personalidad. Cada uno tiene cosas buenas que el jugador tiene
que saber sacar. Así como el entrenador tiene que exprimir a cada jugador, el
jugador tiene que aprender de cada entrenador”. Y sobre su actual técnico,
Fabián el “Chino” López, a quien además enfrentó más de una vez en sus comienzos,
opina el base de Banda Norte: “El ‘Chino’ también jugó muchos años y a la vez
siendo base. Siempre quiere que haya un pase más, que haya un básquet más
vistoso, que se aproveche todo lo que se tiene que aprovechar: correr cuando
hay que correr, parar cuando hay que parar. Por eso yo entiendo muchas cosas
que él está pidiendo por el lugar y la posición en que me muevo, que es en la
que jugaba él”.
Puede leer la nota completa en la edición
impresa de revista Contragolpe de marzo de 2012.
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