miércoles, 9 de mayo de 2012

El legado del gran Dante


Cuando Dante Panzeri falleció a causa de un cáncer con el que luchó hasta el último día de su vida, la Junta Militar que comandaba al país festejó. Sin tener que ver con ella, los militares se alegraron con el deceso de Panzeri  porque portaba un título simbólico: era el único periodista deportivo de la Argentina que se había opuesto al Mundial de fútbol Argentina 1978.
Para alegría de los dictadores genocidas, Dante Panzeri se fue un 14 de abril de 1978 – faltaban 56 días para el evento ecuménico - pero para inmensas generaciones de periodistas deportivos su estilo irrepetible permanecerá por siempre vivo.
Según el periodista Pablo Llonto, Panzeri tenía el enorme atributo de la clarividencia. En 1975 advirtió que hacer el Mundial le va hacer muy mal a los argentinos, especialmente si lo ganamos y afirmaba que sería utilizado políticamente por el Proceso de Reorganización Nacional. Los hechos demostraron que no se equivocó. Años antes había anticipado que la Ciudad Deportiva de Boca que prometió construir Alberto Armando – con estadio flotante incluido – sería otro de los grandes desengaños argentinos.
A 34 años de su muerte, es notoria su ausencia. Hoy, ante un periodismo deportivo que bastardea continuamente su ética y su dignidad, Dante Panzeri más que nunca hace falta. Hacen falta su compromiso, su pluma precisa y filosa, su valentía para combatir y denunciar la obsecuencia, la ignorancia y la tendenciosidad de periodistas, directores técnicos, dirigentes y demás personajes que rodean al fútbol.
Nacido en Las Varillas en 1923, se inició en el periodismo en el diario La Voz de San Justo de la ciudad de San Francisco. Desde 1942 y por veinte años trabajó en la revista El Gráfico. En la década del cincuenta llegó a ocupar el puesto de director.
Cuestionado por los poderosos de la época debido a que introdujo la crítica sin hacer distinción, en agosto de 1962, renunció a la revista por una marcada diferencia con las autoridades de Editorial Atlántida. “Fue el más feroz crítico de la corrupción que ocupó al fútbol en varias esferas. Su principal virtud era su visión para anticiparse a los acontecimientos y a las causas de las crisis en el fútbol, cada vez más transformado en un negocio”, lo describe actualmente el sitio www.elgrafico.com.ar.
“Ácido, gruñón, avasallante y muchas veces duro con sus compañeros, Panzeri, no era precisamente un periodista de izquierda. Los pocos colegas revolucionarios que lo admiraban, sostenían que su talón de Aquiles era un sospechoso tufillo autoritario”, resaltó Pablo Llonto. Mientras que José María Suárez, compañero de Panzeri en La Prensa, “su ideología política era todo un misterio. Murió sin que ninguno de sus amigos supiéramos a quién había votado. Decía que era uno de sus secretos y eso le permitía tener independencia para criticar a quien quisiera”.
Además de su análisis crítico que permanecen en el archivo de los medios en los que trabajó, del legado de Panzeri nos quedan sus libros: “Burguesía y gangsterismo en el deporte” y “Fútbol, dinámica de lo impensado”. Pero también permanecerá perpetuas sus interesantes reflexiones: “El deporte es política y debe serlo hasta las consecuencias más positivas. "Considero que política es toda actitud filosófica, idealista, doctrinaria, artística, estética, o ética, frente a la vida y a las cosas que el hombre enfrenta al vivir. Política es todo aquello que haga una conducta; un comportamiento humano; desde lo más intimo a lo más público. Desde el interior de nuestras casas hasta la casa del gobierno del Estado Administrador. Por eso creo que deporte es política. Y está bien que lo sea”.

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