Cuando Leopoldo
Fortunato Galtieri impulsó la fatídica idea de recuperar las islas del Atlántico
Sur ocupadas por Inglaterra desde 1833 todo un país se encolumnó detrás de esta
gesta que abrió una inmensa herida que hasta el día de hoy no cesa de sangrar.
El deporte
- principalmente el fútbol - es una herramienta de poder y distracción que
muchos gobiernos han utilizado para desviar la atención de la sociedad, sin que
la gente pueda estar al tanto de los desmanes que ellos cometían. Durante la
Guerra de Malvinas no fue la excepción.
A pesar de
que en las islas miles de jóvenes argentinos ponían en riesgo su vida por un
gobierno que utilizó a la Guerra de Malvinas como estrategia política y de
perpetuidad, en el país los campeonatos de fútbol no se paralizaron y
continuaron con toda normalidad.
El partido
entre Central Norte de Salta y Mariano Moreno de Junín quedó registrado como el
único disputado de manera oficial un 2 de abril, el día del desembarco de las
tropas argentinas en las Islas Malvinas. El partido, válido por la por la
novena fecha de la Zona C del campeonato Nacional 1982, terminó 1 a 0 a favor del “cuervo norteño”.
Además de
ese encuentro, todos los equipos de primera división saltaron a la cancha para
completar a lo largo del fin de semana la jornada nueve del fútbol mayor
organizado por AFA que ya era presidida por Julio Grondona. El ente madre del
fútbol nacional tenía fuertes intereses y resultó ser funcional al régimen
militar que comandó la época más oscura de nuestra historia.
Días
después, la AFA decidió cambiar el nombre del Torneo Metropolitano del ‘82 por
el de “Malvinas Argentinas”. Una semana más tarde modificó la denominación por
“Soberanía argentina en las Islas Malvinas”. Fue tanta la normalidad de los
hechos que en plena guerra River y Boca jugaron el clásico a cancha llena.
Además, el
máximo organismo del fútbol argentino realizó su aporte al Fondo Patriótico
Nacional (ver nota El fondo del fraude). Desde las estructuras afistas se
desprendieron 100 millones de pesos de la época para aportar a la causa.
Futbolistas Argentinos Agremiados también colaboró, el 26 de abril organizó un
partido en el que se recaudaron 190 millones de pesos, pero los verdaderos
destinatarios no percibieron lo recolectado.
La guerra de Malvinas
comenzó en vísperas del Mundial de España 1982. El torneo ecuménico comenzó en
junio y más allá de que la Argentina estaba protagonizando el conflicto bélico,
la selección albiceleste viajó a defender el título obtenido en 1978. El 13 de
junio de 1982 Argentina perdió 1 a 0 ante Bélgica en el primer partido de la
Copa del Mundo. Dos días más tarde el general Mario Benjamín Menéndez se rendía
ante su par inglés Jeremy Moore y ponía fin a la Guerra de Malvinas.
A lo largo de la máxima cita
mundialista el consecuente relator José María Muñoz no mencionó la palabra Inglaterra en sus
relatos radiales desde tierras ibéricas. “Los rojos esta
tarde juegan a la carga”, se escuchaba en el partido entre Inglaterra y
Alemania por Radio Rivadavia.
En
Río Cuarto tampoco
A la ciudad de Río
Cuarto la Guerra de Malvinas la atravesó directamente porque un total de ochenta
riocuartenses participaron en el combate. En la actualidad muchos de ellos son
los que conforman la Agrupación de Veteranos de Guerra de Malvinas Virgen del
Rosario. Desde ese lugar reivindican y contienen al numeroso grupo de jóvenes
que hace 30 años partieron hacia las islas del Atlántico Sur a defender una
gesta digitada por un grupo de dictadores ostentosos de poder.
El 2 de abril de 1982
cuando ellos emprendieron su lucha para recuperar las islas Malvinas, en la
ciudad de Río Cuarto se continuaron realizando actividades deportivas
normalmente.
La noche del viernes
tuvo dos eventos que no pasaron desapercibidos en el ambiente deportivo de la
ciudad. En el gimnasio de Acción Juvenil se enfrentaron Asociación Atlética Estudiantes
y Gorriones Rugby Club buscando la clasificación al Torneo Provincial de
Básquetbol de 1982. El partido comenzó a las 20:30 y fue triunfo del “celeste”
74 a 63.
En esa misma jornada,
pero desde las 22:00, en el Anfiteatro Municipal del Parque Sarmiento se
realizó una velada boxística que contó con la presencia de dos los mejores
exponentes con los que contaba Río Cuarto en ese momento: Raúl Roque Bianco y
Hugo Emer. Según reza el diario La Calle del 3 de abril de 1982 mucha gente
participó del festival en donde Bianco apabulló a Hipólito Núñez. Por su parte,
Hugo Emer no pudo vencer a Julio César Sabal.
Puede leer la nota completa en la edición impresa de revista Contragolpe de
marzo de 2012.
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