lunes, 26 de diciembre de 2011

Entusiasmo oficial

“Entusiasmo oficial” era el calificativo que utilizó La Nación, un mes antes de partir la delegación argentina a México, hacia las palabras de Osvaldo Arsenio, director nacional técnico deportivo de la Secretaría de Deportes: “La Argentina ganará un 50% más de medallas de oro”. Es que en Río 2007 las preseas traídas a estas tierras fueron 11 doradas. El cálculo del funcionario fue afortunadamente erróneo: Argentina volvió de la tierra del tequila con 21 doradas, 19 plateadas y 35 de bronce para totalizar 75 podios.
Pero medallas más, medallas menos, el crecimiento deportivo ha sido innegable y, en todo caso, los podios en los Panamericanos lo reflejan con mayor o menor fidelidad. Cuando hablamos de evolución en materia deportiva no nos referimos al aumento de triunfos heroicos casuales (como vendemos habitualmente desde los medios), sino a una planificación, a una política deportiva que, con virtudes y errores, es visible, palpable, material; que ha sabido devolver la actividad física y los juegos a la población general, a la vez que avanza en el alto rendimiento. El mismo Arsenio sentencia: “Una sociedad puede vivir sin alto rendimiento, pero sería una estupidez que si quiere tener rendimiento viva engañada con que todos podemos hacerlo. Podés planificar deportistas, pero no planificar ganar”, y agrega: “Todo el alto rendimiento es tiempo”. En este sentido, Claudio Morresi –principal responsable intelectual de la participación (y de los resultados) argentina en los Panamericanos de este año-, considera que es apresurado hablar de resultados de la política deportiva para los Juegos Olímpicos de Londres en 2012 y que las consecuencias se darán en Río de Janeiro 2016.
Las claves
Claudio Morresi es el responsable intelectual del ascenso del deporte argentino general por ser el Secretario de Deportes de la Nación, dependencia que, no por azar, depende del Ministerio de Desarrollo Social. Desde el 2003, Morresi intentó conjugar la vuelta del deporte al pueblo con la creación de una estructura que haga llegar y sustente a deportistas en la elite mundial en diferentes disciplinas. Pero esto no es posible sin dinero (aunque este no sea todo): desde esa fecha, Morresi vio que el presupuesto al deporte se amplió en más del 1000% a la fecha, a partir de una decisión del ejecutivo nacional.
La dependencia de Desarrollo Social sobre el deporte responde a la lógica de que el mismo posee una potencialidad y una función social que va más allá de lo competitivo y que el Estado debe tener un rol activo: así se lanzaron, desde esta cartera, programas como Nuestro Club (“el Estado debe propiciar políticas en beneficio del desarrollo integral de los clubes e instituciones deportivas barriales”, reza en el sitio de la secretaría) que se dividen en 4 proyectos; o el Programa Argentina Nuestra Cancha que prevé en las acciones desarrollar “diversas actividades físicas, deportivas y recreativas gratuitas, abiertas a la comunidad que promueven la participación”.
Sin embargo, la reestructuración de los Juegos Nacionales Evita es el punto más importante de la rama “social” de las acciones de Deportes, donde jóvenes de 12 a 18 años, federados o no, de todo el país pueden participar en diversas disciplinas. De estos Juegos, sancionados por ley en 2009 para asegurar su desarrollo en todo el territorio nacional, fue “descubierto” Braian Toledo, de 18 años, medalla de bronce en lanzamiento de Jabalina en estos Juegos de Guadalajara.
El citado hecho muestra la compatibilidad (y necesidad) entre el incorporar la actividad física a la población con el alto rendimiento. Desde entonces, Toledo cuenta con una beca del ENARD (Ente Nacional de Alto Rendimiento), organismo creado por ley en diciembre de 2009 y dependiente de la secretaría de Deportes en conjunto con las distintas Federaciones Deportivas (entre ellas, el Comité Olímpico Argentino –COA-), además de poseer una auditoría externa como órgano contralor. El ente, que comenzó a funcionar en junio de 2010, se financia con un impuesto del 1% a los abonos de telefonía celular y el monto de las becas varía desde 600 pesos, a “futuras promesas”, hasta 6000, a medallistas olímpicos. Uno de los 14 votos en contra del proyecto de ley en la cámara de Diputados (frente a los 143 a favor) fue el de Delia Bisutti, quien en aquel entonces cuestionó razonablemente el modo de financiamiento: “No podemos caer en la injusticia de castigar a los usuarios de la telefonía celular cuando la industria del deporte la integran multinacionales de gran prestigio y éxito comercial que no suelen invertir en el deporte”. Pero la razón de la forma de financiamiento no es azarosa: Gerardo Wertheim, presidente del COA, es accionista (a través del Grupo Wertheim) y vicepresidente del directorio de Telecom, empresa proveedora de telefonía celular con Personal. Pertenecer tiene sus privilegios.

Puede leer la nota completa en la edición impresa de revista Contragolpe de diciembre.

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