sábado, 30 de abril de 2011

Volver a vivir junto a una pelota de fútbol

La organización surgida en Alemania Streetfootballworld – un programa  que abarca a 80 iniciativas en el mundo que busca a través del fútbol callejero fomentar la integración social de los jóvenes –, a modo introductorio, sostiene que: “la pasión universal que despierta el fútbol lo convierte en una poderosa herramienta para lograr el cambio positivo. El fútbol puede utilizarse para involucrar, enseñar, fomentar la convivencia pacífica, promover el entendimiento y exponer a los jóvenes a sectores de la sociedad a los que normalmente no accederían, lo que favorece el mutuo entendimiento y la comunicación”.
Sin conocer Alemania y sin saber qué es Streerfootballworld, en Río Cuarto, una mujer, que entiende a la integración social como un elemento esencial para alejar a los grupos minoritarios de los márgenes de la sociedad y acercarlos al corazón de la misma, comenzó a utilizar al fútbol como método de integración.
Su nombre es Sonia Trinidad López y desde hace cinco años está cargo de la copita de leche “Volver a vivir”, ubicada en Olegario Andrada 1515, pleno corazón del barrio Alberdi.
En ese sector vulnerable de la ciudad de Río Cuarto, los días de semana daban la leche pero no lo hacían el fin de semana. Había chicos que no podían acceder a ese tipo de alimentación los sábados y domingos. Cinco madres, con solidaridad y armonía, decidieron hacerlo el fin de semana y  comenzaron a suministrar su propia leche para alimentar a los niños. El lugar elegido fue la casa de “Trini”, como la llaman cariñosamente niños y adultos. “La intención de poner mi casa era para que los chicos compartieran ese momento todos juntos. Además de comer también se realizaban todo tipo de juegos”, sostiene López.
La primera semana contaron con  quince chicos y en la siguiente ya fueron veinticinco.  Con el correr de los días la copita se fue consolidando y se transformó en un bastión importante para lograr eso que buscaban las mujeres del barrio Alberdi: la integración social entre los chicos del sector. “Al empezar a sumarse más chicos tuve que recurrir a la municipalidad para que nos ayudarán con la leche. Estuvimos un año sin pedirle nada y poniendo todo nosotras pero llegó un momento que no podíamos solas”.
El nombre de la copita de leche surgió de la inspiración de un niño llamado Kevin. El joven, el mayor de cuatro hermanos, les dijo a las coordinadoras, en un trabajo que estas dispusieron para encontrarle un nombre a la copita, que para él y sus hermanos, poder tomar la leche todos los días es como volver a vivir.
Pero la idiosincrasia de Sonia, madre de cinco hijos y futbolera, por raíces familiares, desde la cuna, hizo que la copita “Volver a vivir” y el fútbol vayan de la mano.
Juego de niños
Al no poder realizar tareas conjuntas entre niños y niñas, las madres decidieron dividirse roles para lograr una mejor organización.”Yo me hice cargo de los varones y comencé a enseñarles fútbol. Llegué  a  contar con treinta chicos en mis clases”.
Con la ayuda de los chicos montó una canchita en un terreno baldío que está a la vuelta de su casa. En ese lugar los niños y “Trini” consumían sus horas. Eso posibilitó que los pequeños se ganaran la confianza de su tutora. Eso llevó que, además de enseñarles a jugar al deporte que más los apasiona, se convirtió en un importante nexo entre los chicos y sus padres. Cuando recibía alguna advertencia por parte de los padres que se preocupaban por sus hijos (ya sean conductas inapropiadas y falta de estudio) ella decidía no incluir a los chicos en la práctica de fútbol.

Puede leer la nota completa en la edición impresa de revista Contragolpe de marzo.

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