sábado, 30 de abril de 2011

Encuentro con el pasado

“Ya pasó mucho tiempo. A la bronca y al rencor uno lo va dejando de lado y empieza a conservar los buenos recuerdos. Él me llevaba cuatro años de diferencia. Cuando llegamos a la edad en la que comenzamos a ser amigos más allá de hermanos, esa etapa en la que el diálogo comienza a ser más frecuente, llega el período en que él  tuvo que pasar a la clandestinidad. Fue una etapa muy dura que termina cuando lo secuestran en diciembre de 1975”, cuenta Daniel Martin, hermano menor de Orlando Alonso Martin, actual director técnico de Alianza de Coronel Moldes y concejal del Movimiento Multipartidario Moldes.
Si bien no desapareció durante el golpe militar que inició en marzo de 1976, Martin es un desaparecido político y en la extensa y tétrica lista de la CONADEP aparece como el número 5977 y su legajo es el 5913. Junto a él aparecen Enrique Bianco y Carla Berta Perasi, dos compañeros de la escuela primaria Nicolás Avellaneda de Coronel Moldes, que también fueron secuestrados y desaparecidos por pensar diferente en esa época oscura que atravesó a la Argentina en la década del setenta.
“Pichi”, como lo llamaban sus seres queridos, había nacido en el seno de una familia con un fuerte arraigo político y decidió ir a estudiar Ingeniería en Geología a la ciudad de Córdoba.
En la capital provincial, con apenas 19 años,  comenzó a militar en el Partido Revolucionario de los Trabajadores -PRT- y cuando pasó a la clandestinidad se afilió al ERP.
Además, era un apasionado del deporte. Cuenta su hermano: “Era velocista y un fanático del atletismo. En el recuerdo queda ese equipo juvenil de posta de cuatro por cien conformado por Rodríguez, Angelini, Salinas y mi hermano que hicieron el record argentino en La Rioja. También jugaba al fútbol y lo hacía de wing derecho en Belgrano de Coronel Moldes. No era goleador pero con su velocidad sobresalía”.
- ¿Cómo fue el proceso de aceptación de tus padres ante su ausencia?
- De la pérdida de un hijo no te recompones nunca más. Pero es importante remarcar que cuando comenzaron a reivindicar a los desaparecidos ellos siempre sintieron orgullo por el hijo que tuvieron. Y mucho más cuando se lo reconoce en el pueblo porque mucha gente lo ha reivindicado.
- ¿Y el tuyo?
- En los últimos años volví a recorrer el camino de mi hermano y comencé  a contactarme con gente que tenía amistad. A sus compañeros de la facultad encontré a la mayoría. También ubiqué a quien era su novia en ese momento. Pero de la parte política y de militancia, al ser células muy chicas en ese momento, no pude contactar a nadie.
- ¿Cómo fue esa reconstrucción histórica?
- Fue una cosa rara. Todo comenzó porque el diputado Atilio Tazzioli, que era íntimo amigo de mi hermano, me cita a Córdoba y me dice que debía buscar a gente que haya conocido a mi hermano. Me orientó un poco y al mes de haberme convocado falleció. Lo tomé como un mensaje de que yo debía tomar el camino.
Encontré a mucha gente que no esperaba, como fue el caso la novia de mi hermano que yo pensé que vivía en un determinado pueblo de Santa Fe pero en realidad era de otro lugar. A partir de que yo la ubiqué ella comenzó a reconstruir esa historia que su familia no sabía que había vivido. Sus hijos se enteraron de su historia un 24 de marzo porque ella les contó después de que uno de ellos le recriminara que en su casa no se hablaba de política.
Después de mucho tiempo volvió a Córdoba. Tenía una importante negación con la ciudad. Me pidió volver y juntos reconstruimos lo que ella vivió junto a “Pichi”.

Puede leer la nota completa en la edición impresa de revista Contragolpe de marzo.

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