Los libros sobre historia del deporte siempre nos permiten conocer, formar, ahondar, reflexionar, formar opinión, sobre las cuestiones más importantes de las creaciones de las disciplinas, sus cambios reglamentarios a lo largo del tiempo, la evolución/involución de las mismas y los nombres propios o protagonistas que forman o formaron parte de las mismas.
Lo que muchas veces –es decir, no siempre- queda a un lado de dichos ejemplares es la riqueza de lo anecdótico en función de los primeros pasos que cada deportista llevó a cabo en su conformación como tal, para alcanzar un cierto grado de profesionalismo que le permita sobresalir a nivel local, provincial, nacional e internacional. Una de esas historias vincula en este caso a una notable atleta que hace 52 años y 9 meses sonreía por primera vez en su Bengolea natal. Su nombre, Griselda Noemí Celis.
La riocuartense por adopción –vive desde los 17 años en la ciudad- viene de realizar una excelente performance en el Mundial de Atletismo Master en Sacramento, Estados Unidos. Allá por el mes de julio, Griselda obtuvo un sexto puesto en los 10.000 metros y arribó séptima en 5.000 metros, siendo la mejor deportista argentina clasificada. El éxito ocurrió a poco menos de un año de coronarse doble campeona en el Sudamericano de Chile y luego de obtener numerosos logros en el orden nacional.
Las enormes participaciones no cambian mucho su forma de ser y de vislumbrar la vida. Accede con cordialidad a una entrevista periodística e inicialmente pide disculpas porque el reloj le muestra que ha demorado en llegar tres minutos más de la cuenta respecto del horario pautado. El periodista es algo más joven y trata de no involucrarse en la informalidad pero rápidamente Celis rompe el hielo: “Si querés tuteame porque si no vamos a parecer la maestra con el puntero y el alumno”, dice mientras sonríe. Eso sí, la historia cambia cuando las luces del grabador demuestran que la herramienta de trabajo periodístico ya está en funcionamiento y rápidamente se escuda: “No me apuren porque me pongo nerviosa”, aunque después se tranquiliza ya que el entrevistador asiente cuando ella pregunta: “¿cualquier cosa después lo arreglas, no?”
Quizás no estaba en los planes esta introducción pero sirve y mucho para definir la autenticidad de una mujer que, tras recorrer más de media década, alcanzó la gloria y recorrió gran parte del país y otras naciones del mundo compartiendo y desplegando todo su talento en tan sólo cuatro años.
El inicio
Griselda Celis está casada con Walter Castellano, quien además de ser actualmente atleta tuvo una destacada incursión en su momento en el tiro deportivo. Es madre de dos hijos varones, Ignacio (18 años) e Ivo (23).
“Cuatro años en noviembre”, dice la atleta al ser consultada por el espacio tiempo desde que data de sus comienzos en el atletismo. No obstante, siempre estuvo en contacto con el deporte y acostumbraba caminar muchos kilómetros. Curiosamente cuenta que la idea de trotar no le cuadraba mucho: “No me sentía cómoda corriendo”, recuerda. Para continuar con este principio de historia es necesario nombrar a una persona, Sergio Leonarduci. Él fue quien le preguntó porqué no empezaba a correr y la convenció. Celis comenzó a trotar con su marido Walter y el mencionado Leonarduci: “Me hacían renegar porque salíamos por la ruta y ellos siempre se iban y yo les gritaba ‘algún día los voy a alcanzar y les voy a ganar’; lo decía en chiste porque lo que menos me interesaba era competir con ellos. Mejoré mucho así que les pude ganar (risas)”, narra la deportista.
La primera carrera de Celis fue una Maratón de 4 kilómetros organizada por AFULIC (Amigos de la Fundación Leloir para la Investigación contra el Cáncer): “Me preparé para esa prueba y tenía muchos nervios porque imaginate que nunca había competido. Entonces un grupo de mujeres me dijo que le haga caminando y pensé ‘no, ¿por qué la voy a hacer caminando si entrené dos meses y creo que estoy en condiciones de hacerla?’”, recuerda con lujo de detalles. Esa pregunta y su posterior decisión fueron cruciales en su carrera deportiva: “Hice los 4 kilómetros trotando, me fue muy bien y desde ese entonces empecé a entrenar con otras metas; me preparé para la Carrera de los Dos Años y comencé a seleccionar más competencias”.
Puede leer la nota completa en la edición impresa de revista Contragolpe de septiembre.
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