lunes, 26 de diciembre de 2011

“El deporte nuestro son las destrezas gauchas”

Los perros ladrando al desconocido desconocedor, y este, como tal, le pregunta a un vecino quién organiza las destrezas gauchas que se ven cuando uno pasa en la línea 17 los fines de semana por el puente Filloy. “Acá a una cuadra, donde está ese auto”. Frente a la casa hago palmas y de adentro se escucha un gentil “ya te atiendo”. La escena en Avenida Argentina parece más pueblerina que de una ciudad de 160 000 habitantes. Hace pasar y ya en sus paredes se ven fotos y dibujos de caballos, jinetes, Molina Campos, presentes de encuentros y todo lo relacionado al ambiente. Jorge Nelson Ortiz, 42 años, 3 hijos. 3 caballos que son como sus hijos: un colorado, un tordillo y un zaino.
“Cada un mes y medio la hace uno ¿viste? Es rotativo: este domingo me tocó a mí, de acá a 4 o 5 domingos la hago yo de nuevo”, cuenta Jorge consultado por la frecuencia de las destrezas que realiza en “el bajo” de la Avenida y explica: “Hay muchas agrupaciones, pero no organizan porque organizar una destreza sale caro: tenés que tener para la bebida, para esto y para aquello”.
Sin embargo, cuando hay alguna en la ciudad o en la región, Jorge participa y las disfruta: “Es un deporte el que hacemos nosotros y es muy sano: hacés muchas amistades, tanto chicos jóvenes como gente grande, mujeres y niños. Vos estás comiendo un asadito con tu familia, viene, se acerca una persona, ahí nomás le pegás un tajo a la carne y le das un bocado o le convidás con lo que tengas, gaseosa o vino”. Y mientras enumera los juegos que se realizan, aclara sobre los participantes: “No hay edad para que jueguen. El más chico que está corriendo tiene 10 años. No hay un límite”, a la vez que consulta el nombre de algunos chicos con su hijo, Giuliano de () quien monta en categoría Grupa Sureña en las jineteadas que les son posibles ir en la región. Sobre esto, cuenta Ortiz: “solemos salir a Cabrera, Carnerillo, Achiras o Alpa Corral. Vamos a la zona pero que no nos quede muy lejos porque el camión para los caballos nos sale muy caro”.
La Agrupación
Ortiz se define como “hijo de criollos” y trabajó como carrero un tiempo. Fue en ese tiempo que lo invitan a Las Higueras a una actividad hasta ese tiempo desconocida por él: las destrezas. Desde ese día se compró un caballo, empezó a convencer a los hermanos, quienes son vecinos, que lo acompañen. Allí nació la agrupación San Ceferino (en homenaje a Ceferino Namuncurá “en gaucho indio, un personaje criollo”, explica Ortiz), la cual hoy tiene 7 años y unos 20 integrantes de la zona de la Avenida Argentina, algunos de ellos carreros, pero aclara Jorge: “El caballo de andar se usa nada más que para eso. El caballo de montar es caballo de montar. Eso es lo que tenemos: no mezclamos los animales. El caballo de carro, llega el fin de semana y tiene su descanso”.

Puede leer la nota completa en la edición impresa de revista Contragolpe de octubre/noviembre.

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