jueves, 21 de julio de 2011

Donde se posa el sol

Siempre he intentado combatir los prejuicios de mucha gente de derechas, que cree que el pueblo piensa con los pies, y también los prejuicios de muchos compañeros de izquierdas, que creen que el fútbol tiene la culpa de que el pueblo no piense”. 
(Eduardo Galeano – Montevideo, 1940)

“El fútbol es el motor para sacar a los chicos de la calle”. Con esa contundente frase Sergio Palma describe lo que el fútbol representa en el barrio La Cava. En ese lugar, ubicado en el sector noroeste de la ciudad de Río Cuarto, a metros del puente Islas Malvinas, y que limita con los barrios Cola de Pato, Malvinas y Salto Malvinas, todas las tardes un grupo de chicos se juntan a jugar al fútbol.
Sergio Palma articula el trabajo social que realiza el Movimiento de Trabajo de Hormigas (NdR: El MTH es un movimiento social, solidario e independiente que trabaja por la igualdad social y realiza, en ese sector de la ciudad de Río Cuarto, actividades de apoyo escolar, alfabetización para adultos y talleres culturales) para enseñarles a los varones a jugar al fútbol.
Después de la jornada educativa en la escuela Bernardino Rivadavia, y cuando comienza a posarse el sol, Palma y el grupo de chicos se sumergen en la mágica atmosfera futbolística que no pide concesiones y, menos aún, hace distinciones.
“Hace más de 30 años que existe nuestra canchita de fútbol. Antes la llamaban Malvón. Después cuando el barrio se fue edificando alrededor de la cancha pasó a llamarse la canchita de La Cava. Hoy, como antes lo hacíamos nosotros, todas las tardes se juntan nuestros pibes a jugar sanamente. Gracias al barrio y su canchita nuestros hijos se divierten, van a la escuela y están lejos de la droga y la delincuencia”, explica Sergio Palma quien desde hace diez años se encarga de enseñarles a jugar al fútbol a los chicos de ese sector vulnerable de la ciudad de Río Cuarto. “Siempre estuve vinculado al fútbol. En una oportunidad me entero que estaban organizando un campeonato y junto a seis chicos del barrio fuimos a competir. Seguimos participando en otros torneos y comenzamos a juntarnos más seguido. En la actualidad son más de cuarenta los chicos, de diferentes categorías, que forman parte de la Escuela de fútbol La Cava”.
Además de los pequeños menores de siete años, Palma coordina a las categorías sub 10, sub 13 y sub 16 que, en jornadas que tienden a la integración, participan en torneo interbarriales junto a chicos de Las Delicias, Alto Verde y Humahuaca. “Nuestra intención es conformar una escuela de fútbol para participar junto a otras instituciones. Esto posibilitaría que los chicos estén permanentemente en actividad y puedan tener otro tipo de contacto social. No pretendemos sacar a los chicos del barrio sino que ellos puedan jugar con otros chicos de la ciudad”.
Y la intención es redoblar la apuesta al construir dos baños con duchas para que los chicos que van a jugar al fútbol una vez que terminen la actividad puedan bañarse sin volverse a su casa y luego poder tomar la leche y presenciar las clases de apoyo escolar que se dictan en el salón de usos múltiples. “Queremos generar un espacio cultural y deportivo en donde los chicos de nuestro barrio puedan estar todos integrados”, anhela Palma.
La cancha del barrio también es utilizada por los mayores. Los sábados, después del mediodía, se disputan los partidos del  campeonato que reúne a seis equipos conformados por siete jugadores. Participan dos equipos de La Cava, Barrio Jardín, San Antonio de Padua, Buena Vista y un conjunto compuesto por integrantes de la comunidad boliviana - Barrio Las Quintas El Bañado -. Juegan todos contra todos a dos ruedas y en dos oportunidades La Cava se consagró campeón.
El propósito fundamental de la utilización del fútbol como punto de encuentro es para que los chicos puedan crear lazos que los sostengan socialmente y evitar así que convivan diariamente en la calle  con la delincuencia y la droga. “Sabemos que con el fútbol y con el gran trabajo que realiza la gente que nos ayuda podemos hacer que los chicos le den importancia a cosas necesarias como lo es, por ejemplo, la educación. Lamentablemente tengo que decir que gente de nuestro sector sale a decir que son muchos los chicos de diez o doce años que andan drogados por la calle. Es muy triste porque gente que busca intereses particulares sale a desprestigiar a chicos del barrio y no ayuda a mejorar al sector”.

Puede leer la nota completa en la edición impresa de revista Contragolpe de mayo.

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